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Brasil endurece el tono por el espionaje «económico» de EE.UU. y sus socios

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La presidenta brasileña Dilma Rouseff. EFE
La presidenta brasileña Dilma Rouseff. EFE

El Gobierno brasileño endureció hoy el tono al exigir a EE.UU. y a sus aliados que cesen sus operaciones de espionaje al país suramericano, que, en opinión de la presidenta Dilma Rousseff, tienen «motivos económicos» y se han centrado en sectores estratégicos como el minero y petrolero.

Las principales quejas del Ejecutivo presidido por Rousseff se dirigieron hacia Canadá, por su supuesta participación directa en el espionaje al Ministerio brasileño de Minas y Energía, lo que fue revelado por la televisión Globo basándose en documentos del exanalista de la CIA Edward Snowden.
El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, convocó de urgencia al embajador canadiense, Jamal Khokhar, y le manifestó su repudio a esa «grave e inaceptable violación de la soberanía nacional y de los derechos de personas y de empresas» del país, según un comunicado.
Canadá es uno de los mayores inversores en minería en Brasil, donde se han implantado 55 compañías de ese país dedicadas a la explotación, 45 de equipamientos y veinte de servicios relacionados con el sector, según datos oficiales del país norteamericano.
Brasil es el mayor productor mundial de niobio, el segundo de hierro, manganeso, tantalita, y el tercero de bauxita, según datos del Instituto Brasileño de Minería (Ibram).
Además, es un importante productor de oro, níquel, magnesio, caolín y estaño, entre otros minerales, un sector cuya regulación y concesiones dependen del Ministerio de Minas y Energía.
El reportaje indicó que los servicios de inteligencia canadienses, en colaboración con la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU., elaboraron un detallado mapa de las comunicaciones que tuvo el ministerio con organismos y empresas de otros países y además recopilaron datos de teléfonos y correos electrónicos.
Para Rousseff, este nuevo caso «confirma las razones económicas y estratégicas por detrás» de estas operaciones de espionaje supuestamente lideradas por Estados Unidos, país que justifica las operaciones de la NSA por su lucha contra el terrorismo.
Las primeras sospechas sobre un posible espionaje industrial surgieron el mes pasado, cuando los documentos de Snowden revelaron que la NSA capturó datos de las comunicaciones de la petrolera Petrobras, compañía controlada por el Estado con importantes yacimientos en el litoral brasileño.
La jefa de Estado brasileña consideró estas denuncias más graves incluso que el espionaje supuestamente realizado por la NSA a la propia Rousseff y a sus asesores personales, también revelado por la prensa brasileña a partir de los documentos secretos en poder de Snowden.
Según Rousseff, «todo indica» que los datos secretos espiados a Brasil han sido puestos a la disposición de los Gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda y a «miles de empresas» de estos cinco países, lo que consideró «inadmisible» entre países que pretenden ser socios.
«Es urgente que EE.UU. y sus aliados cierren sus acciones de espionaje de una vez por todas», dijo la mandataria en su cuenta de Twitter.
El ministro de Minas y Energía, Edison Lobão, anunció que ha ordenado a instancias de Rousseff un refuerzo riguroso de los sistemas de seguridad de sus comunicaciones y un análisis de los documentos que hayan podido ser espiados.
Esa cartera regula las concesiones petroleras, de yacimientos minerales, las obras de las grandes hidroeléctricas y de gestionar todo el sistema eléctrico del país.
Por esos casos, Rousseff elevó su protesta hasta la Asamblea General de la ONU por este caso de espionaje, que consideró «una violación» de la soberanía de su país, «una afrenta» y «una falta de respeto» que no puede justificarse en la lucha contra el terrorismo.
Este domingo la presidenta anunció que su Gobierno enviará en los próximos días al Congreso una nueva legislación sobre internet, que servirá de base para elaborar una propuesta de regulación internacional del sector que será presentada a la ONU.
Debido a la sospecha de espionaje y por entender que el Gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, no dio suficientes explicaciones, la mandataria brasileña decidió postergar la visita de Estado que haría a Washington el 23 de octubre.

Río de Janeiro, 7 oct (EFE).-

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