En cuestión de horas, Joe Biden recibió el apoyo a su campaña por la candidatura presidencial demócrata de sus rivales moderados que se han retirado de la contienda interna. Bernie Sanders no ha corrido con la misma suerte.
Elizabeth Warren, una de las aliadas más cercanas a Sanders en ideología, declinó decantarse a favor de alguno de ambos precandidatos después de poner fin el jueves a su campaña. Warren no descartó apoyar a su vecino de Nueva Inglaterra, pero señaló que quería “dar un respiro profundo y reflexionar un poco sobre el asunto”.
Por su parte, quienes eran simpatizantes prominentes de Warren en todo el país, en particular mujeres, también se mostraron dudosos de respaldar a Sanders. Y en el Capitolio, donde Biden capta a diario nuevas adhesiones, el senador de Vermont no ha obtenido ninguna en dos semanas, incluso entre los funcionarios elegidos más progresistas.
El peligroso silencio de Warren y de otros funcionarios progresistas en la nación llega en el peor momento para Sanders, quien repentinamente está perdiendo impulso en la contienda entre él y Biden mientras se acerca otra serie de primarias cruciales. Sanders prosigue con la misma coalición que fue derrotada categóricamente esta semana. Y si el senador de Vermont no puede hallar una forma de hacer crecer su campaña con rapidez, se le complicarán sus aspiraciones.
Hay una creciente sensación de frustración en el equipo de campaña de Sanders, donde surgieron divisiones en cuanto a la estrategia a seguir, según una persona enterada que pidió guardar el anonimato para poder declarar sobre conversaciones privadas.
Por un lado, el jefe de campaña Faiz Shakir pretende fortalecer al actual grupo de simpatizantes, que incluye a las legisladoras progresistas Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib, por su atractivo frente a los electores. Por el otro, el asesor Jeff Weaver propone una amplia gama de adhesiones a fin de ampliar la coalición de Sanders.
Al interior del equipo de campaña algunos lamentan la negativa de Sanders a cortejar a funcionarios elegidos ante el crecimiento exponencial de la coalición de Biden. El otrora vicepresidente captó esta semana el apoyo de tres excontrincantes apenas horas después de que éstos suspendieran sus campañas: Pete Buttigieg, Amy Klobuchar y Mike Bloomberg. Otro exrival, el exrepresentante de Texas Beto O’Rourke, manifestó su apoyo a Biden la víspera de las primarias en Texas, donde el exvicepresidente ganó por estrecho margen.
El equipo de Biden ha anunciado planes para enviar a Klobuchar, una moderada de la región centro-norte, a Michigan con vistas a las cruciales elecciones primarias locales del martes.
Muchos posibles simpatizantes de Sanders están adoptando la posición de esperar para anunciar después su apoyo.
Adam Green, cofundador del Comité para el Cambio de la Campaña Progresista, dijo que la organización apoyará a quien Warren dé su respaldo.
“Figuramos entre sus muchos simpatizantes que desean que ella ejerza cada onza de influencia que tenga en este momento de buena voluntad para el avance de las grandes ideas y de la gente que a ella tanto interesan”, declaró Green el jueves.
Agrego que Warren, exprofesora de derecho de Harvard y experta en acuerdos legales sobre contratos, abordará la decisión cuidadosamente en un proceso que “podría o no ser intensivo”.
La Organización Nacional para las Mujeres (NOW por sus siglas en inglés), cuyo comité de acción política apoyó a Warren esta semana, alentó a la legisladora a que se tome su tiempo. En una entrevista, la presidenta de NOW, Toni Van Pelt, pidió a Warren no respaldar a Sanders.