Benedict Cumberbatch, uno de los actores más admirados y respetados de su generación, es consciente de que «Doctor Strange», la nueva apuesta de Marvel, puede convertirle en una superestrella, algo para lo que asegura no estar preparado en absoluto.
«Nadie está preparado para ser una superestrella. ¿Cómo te preparas para eso? No lo sé», reconoció el británico en una entrevista con Efe previa al estreno de la cinta el 4 de noviembre en EE.UU.
«Si el destino me guarda eso sería genial porque significaría que a la película y a mí nos ha ido fenomenal, pero no voy olvidar las cosas que vinieron antes ni voy a perder de vista lo que realmente importa, empezando por mi vida y mi familia», agregó.
Cumberbatch es la elegancia y la distinción británica personificada. No importa que haya dormido dos horas la noche anterior, recién llegado de Hong Kong, o que lleve encima una maratoniana jornada de entrevistas. Se encuentra «exhausto», pero su educación y profesionalidad le impiden dar respuestas cortas y desinteresadas.
«Voy a seguir asumiendo riesgos. No me voy a conformar con mantener ese estatus. Quiero mezclar medios y trabajar a diferentes escalas, incluida la producción de películas con historias que, personalmente, desearía ver en cines. Me interesa mucho trabajar en algo desde su concepción hasta su culminación», explicó el londinense.
El intérprete, candidato al Óscar por «The Imitation Game» y con títulos en su haber como «Star Trek Into Darkness», «12 Years a Slave» y la saga «The Hobbit», asegura que siempre busca «nuevas experiencias», por lo que le atrajo ese universo de cómics y superhéroes tan en boga hoy día.
Y quiso estar a la altura de las expectativas siendo consciente de que Marvel retrasó la fecha de estreno del filme y el calendario del rodaje (movimientos muy poco habituales en Hollywood) para poder contar con su presencia.
«Mi mayor temor pasó a ser satisfacer a los jefes que mostraron tanta fe en mí, y a la vez sirvió como mi mayor motivación», aseguró el actor de 40 años.
«Doctor Strange», dirigida por Scott Derrickson, cuenta la historia de un arrogante neurocirujano cuya vida cambia para siempre tras un terrible accidente de tráfico que le impide recobrar el pulso y el movimiento habitual de sus manos.
Decidido a dar con una solución, su búsqueda le lleva a un misterioso enclave en Katmandú donde cree que hallará la clave para su recuperación, aunque, en realidad, le abrirá las puertas a una dimensión desconocida y a unos poderes que le convertirán en el hechicero supremo.
El propio Cumberbatch viajó al Himalaya con 19 años para enseñar inglés a monjes tibetanos, dejando claro que esa búsqueda de retos no es una pose sino una clara muestra de su personalidad.
«Siempre quise sorprenderme a mí mismo», confesó el actor, todo un «sex-symbol» gracias a la serie «Sherlock» del canal BBC, que ha generado una legión de fans que se llaman a sí mismos «cumberbitches».
«Uno se puede aburrir muy rápido de lo que hace, por eso siempre busco experimentar y arriesgar. Ponerme una capa, echar a volar y ser un superhéroe creo que califica como tal. Requiere un salto de fe e imaginación porque no ves las reacciones a lo que haces ni sabes cómo va a quedar. Pero Marvel lo tiene todo planificado», declaró.
Cumberbatch siempre se sintió atraído por la interpretación, la misma profesión de sus padres, pero si de repente la arrebataran su pasión de un plumazo, como le ocurre al protagonista de «Doctor Strange», sabe que «todo estaría bien» y no tendría inconveniente en encontrar una alternativa donde volcar sus intereses.
Una posibilidad sería convertirse en abogado criminalista, una de las opciones que manejó en su juventud y que tiene mucho de «actuación y de convencer a una audiencia».
«Pero me avisaron de que era una profesión superpoblada que traía mucha infelicidad, estaba repleta de gente depravada y donde únicamente eres tan bueno como tu último trabajo. Todo aquello me sonaba igual a lo que me aportaría ser un actor», explicó Cumberbatch, «así que decidí seguir mi camino».
En su respuesta se detiene un segundo y repara en el tiempo extra que, dado ese caso, podría dedicar a su vida hogareña, que calificó como «estupenda».
«Disfruto mucho en casa. Me permite olvidarme de todo y escapar», apuntó el actor, casado con Sophie Hunter y con un hijo, Christopher, de un año.
«Hablar de ello me pone nostálgico. Esta es una de las veces que más tiempo he estado alejado de él», afirmó el actor, mucho más humano, terrenal y sensible que ese «Doctor Strange» que promete poner su vida patas arriba y que le llevará en 2018 a enfrentarse a Robert Downey Jr. (otro célebre Sherlock Holmes) en «Avengers: Infinity War».
Antonio Martín GuiradoLos Ángeles (EE.UU.), 22 oct (EFE).-