Se fue el último suramericano que quedaba en el Mundial. Brasil llora una vez más la eliminación en un certamen orbital, como se ha vuelto costumbre después de su último reinado en la cita de Corea y Japón en el 2002.
Este viernes en el Arena Kazán murieron sus ilusiones. Y dejó el Mundial de Rusia porque se encontró con un equipo que le sacó las mismas cartas que Brasil saca para derrotar a sus rivales: un caudal de fútbol.
Eso hizo Bélgica para derrumbar la última esperanza de Suramérica. El seleccionado europeo fue una sinfonía, sobretodo en el primer tiempo, lo que le bastó para hacer la diferencia y dar el gran salto a semifinales.
La música la pusieron dos verdaderos maestros: Eden Hazard y Kevin de Bruyne. Y al compás de esa melodía danzaron con paso fino Romelo Lukaku, un camión que destrozó el sistema defensivo de los auriverdes, y Maoruanne Fellaini, el gigante que pisó con propiedad los terrenos brasileños.
Brasil comenzó poniendo condiciones en los primeros minutos. Pero eso fue solo un espejismo porque Bélgica, muy rápido se apoderó del balón y con Hazard y De Bruyne le hizo mucho daño a la canarinha.
A los 13 minutos Brasil empezó a sellar su suerte con un autogol de Fernandinho. Nunca se repuso el equipo de Tite de ese mazazo porque se le vio confundido, sin la chispa de su estrella Neymar, sin el respaldo de Cooutinho y sin la reacción de Gabriel Jesús.
Mientras Brasil no encontraba luz, Bélgica andaba iluminado por todos lados. Lukaku arrolló cuantas veces quiso la zaga rival, en tanto que Hazard y De Bruyne eran los encargados de iniciar los demoledores ataques.
A los 31 minutos el elenco auriverde recibió otro durísimo golpe que lo mandó a la lona. Fue un golazo de De Bruyne, pero toda la jugada la hizo Lukaku, imparable desde su sector, caminó el campo con el balón, habilitó a su compañero y el mono númeroo 7 de Bélgica empalmó un derechazo al segundo palo para el 2-0.
En el periodo complementario Brasil reaccionó, pero Neymar exageró en sus jugadas individuales, Coutinho poco apareció y Firmino, que ingresó en el segundo tiempo, no pudo hacer mayor cosa.
Sin embargo, la esperanza renació a los 76 con el 2-1 que puso Renato Augusto.
Y lo tuvo para empatar Brasil en tiempo de reposición, pero Courtois le salvó milagrosamente el triunfo a su equipo al desviar un remate de Neymar que llevaba sello de gol.
Después no hubo más tiempo. Se fue Brasil en medio de lágrimas, derrotado por un equipo que derrochó fútbol y mucho talento en el Arena Kazán y que ahora es candidato serio al título de este Mundial.
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