Argentina es uno de los pocos países latinoamericanos que permite el derecho al voto a jóvenes de 16 y 17 años. Muchos de ellos están luchando por encontrar oportunidades en un país donde una crisis del costo de vida y una inflación de tres dígitos han agravado la cautela de los inversores después de años de volatilidad política y económica.
Ese ha sido un factor importante en la popularidad del favorito a la presidencia: Javier Milei, un outsider político de cabello revuelto y descarado, que viste chaquetas de cuero, canta canciones de rock para sus fanáticos, reprende a los políticos «ladrones» y quiere «quemar» el Banco Central.
En las elecciones primarias abiertas de agosto, muchos de estos jóvenes votaron por la conservadora Patricia Bullrich, que atribuye a la influencia de sus padres, pero explican que podrían trasladar sus votos en octubre a Milei si el libertario los convence en los debates electorales.
Sin embargo, las opiniones sociales conservadoras de Milei y la promesa de fuertes recortes al gasto gubernamental desagradan a algunos votantes jóvenes.
Todos los votantes jóvenes dijeron que les preocupaban las opiniones socialmente conservadoras de Milei, incluida su fuerte postura antiaborto. El aborto se legalizó en Argentina a finales de 2020 y sería difícil revocarlo.