Diez minutos antes de las 5 de la tarde de este lunes, la arquidiócesis de Galveston-Texas recibió una nueva carta desde Colombia que confirmaría la existencia de conductas inapropiadas y posibles delitos de uno de sus sacerdotes: el colombiano Jesús Expedito Suárez Pardo.
“Yo también tengo un hijo del sacerdote Jesús Expedito, al que cruelmente abandonó negándole todos sus derechos, incluso el derecho a vivir”, dice el encabezado de la comunicación de más de tres páginas.
La mujer que la firma asegura que se enteró que el sacerdote ya estaba siendo investigado por un caso similar, lo que desencadenó, hace 15 días, su retiro de la parroquia de San Felipe en Galveston mientras se adelanta la investigación.
“Yo también soy víctima de este sacerdote y quiero que conozcan mi testimonio. Se trata del mismo abusador y cruel sacerdote que en el año de 1988, siendo yo una joven campesina de muy escasos recursos, dedicada al trabajo del campo y quinta entre 10 hermanos –con mi padre pasando por una terrible enfermedad– y con muchas dificultades (…) se aprovechó de su condición de sacerdote”, se lee en la carta.
En efecto, un día después de que este diario reveló el testimonio de la colombiana que asegura haber sido abusada por Suárez siendo apenas una niña aparecieron otras presuntas víctimas que, al igual que ella, señalan que la mejor prueba de que no mienten son los hijos que tuvieron con el sacerdote.
“Me ofreció un trabajo en su parroquia que estaba próxima a recibir en Guacamayo, Santander, en este mismo año (1988). Al encontrarme en esta difícil situación acepto su propuesta de trabajo. Esto resulta ser un engaño porque valiéndose de mentiras y de mi condición como joven campesina, sin tener experiencia alguna, aprovecha esta oportunidad para empezar a cortejarme en horas nocturnas una y otra vez… ofreciéndome dádivas por mi silencio”, explica la segunda mujer que implica a Suárez, cuyo nombre este diario omite por su solicitud expresa.
Tanto en el relato a periodistas de este diario como en su carta a la arquidiócesis de Galveston asegura que una vez se enteró de que estaba embarazada, el sacerdote la llevó a “un sitio clandestino” y le pidió que abortara, practica que la Iglesia católica rechaza.
Ella asegura que se negó y que, entonces, fue llevada a una casa de familia, en Bogotá, a trabajar como empleada del servicio.
“Di a luz a mi hijo el 8 de noviembre de 1988. En esta ciudad nace, en un hospital de misericordia. Al cumplir un mes, nuevamente vuelvo a las calles ya con un hijo en mis brazos a enfrentarme a una sociedad que siempre ha discriminado a la madre soltera”, explica la mujer, quien, al igual que en el primer caso que implica a Suárez, dice estar lista a someter a una prueba de ADN a su hijo.
Se estableció que la carta ya está siendo analizada por el sacerdote investigador, monseñor Italo Dell’Oro, clérigo formador y vicario en Galveston.
Además, también le fue remitida a la diócesis colombiana en la que se ordenó Suárez: la de Socorro y San Gil, Santander.
Y hay dos nuevos testimonios que implicarían a Suárez con episodios similares, cuyas denuncias están en proceso de elaboración.
Pero algunos fieles han salido a apoyar al sacerdote, quien llegó a Texas en 1997. De hecho, algunos están recogiendo firmas para respaldarlo.
Sin embargo, con este segundo caso se espera que la investigación se acelere y que la Iglesia colombiana se pronuncie.
“Los presuntos casos de abuso se cometieron en Colombia y una simple colaboración de la diócesis del Socorro y San Gil no son suficientes”, aseguró un allegado de una de las presuntas víctimas del padre Suárez.
Al respecto, monseñor Carlos Germán Mesa, obispo de Socorro y San Gil, le aseguró a este diario que ya recibió la segunda denuncia contra Suárez.
Pero también reveló que el cura hizo llegar a través de su hermano, el también sacerdote Wigberto Suárez, un “extenso correo electrónico” en el que se defiende de los señalamientos.
“El correo llegó antes de Semana Santa y lo que hace es negar los hechos por los que se lo ha acusado”, señaló el obispo Mesa. Y dijo que la arquidiócesis de Galveston ya pidió toda la información relacionada con el suspendido sacerdote.