El presidente sirio, Bachar al Asad, se dirigió hoy a la nación por primera vez en medio año con un discurso en el que prometió seguir su «guerra contra el terrorismo» y lanzó una nueva propuesta política, rechazada tajantemente por la oposición.
Aclamado por una fervorosa audiencia en la Casa de la Ópera de Damasco y entre fuertes medidas de seguridad, Al Asad reconoció que su país se halla inmerso en una «guerra en todo el sentido de la palabra», de la que acusó a una conspiración exterior para tratar de dividir Siria.
Las autoridades cortaron internet en todo el país durante el discurso, según pudo constatar Efe, en la primera alocución del mandatario a la nación desde que dirigiese una arenga a las Fuerzas Armadas a comienzos de agosto de 2012.
En su plan de tres fases para alcanzar un acuerdo político en Siria, Al Asad exigió que, en primer lugar, cese el suministro de armas y el apoyo financiero a los «terroristas», tras lo cual el Ejército sirio detendrá sus operaciones, para permitir el regreso de los desplazados.
Una vez alcanzado un mecanismo para aplicar el cese de la violencia, se convocará una conferencia global que abrirá la segunda fase de la hoja de ruta, en la que se prevé un diálogo nacional, la elaboración de una nueva Constitución y la formación de un amplio Gobierno de consenso.
Ese nuevo Ejecutivo prepararía las elecciones parlamentarias, que darán paso a la tercera fase, en la que se concederá una amnistía general y comenzará a rehabilitarse la infraestructura dañada en el país.
«Mantendremos un diálogo con cualquiera que discrepe mientras sus principios estén basados en el patriotismo y no quieran vender el país a sus enemigos», agregó.
El discurso de casi una hora y un marcado carácter bélico fue interrumpido en repetidas ocasiones por consignas como «Alá, Siria, Bachar y nada más».
Al Asad se refirió también el acuerdo de Ginebra, alcanzado en junio pasado por los representantes de la comunidad internacional, aunque criticó su ambigüedad acerca de la transición que debe tener lugar en el país.
«¿Transición de qué a qué? Para nosotros, el periodo transitorio es de la inestabilidad a la estabilidad, y debe ser realizado a través de los medios constitucionales», señaló.
Al Asad dedicó duras palabras a los «terroristas», a los que acusa de imponer la agenda de los enemigos regionales e internacionales de Siria y de estar inspirados por la ideología «yihadista» de Al Qaeda.
Asimismo, reafirmó su defensa de la respuesta militar contra los «terroristas» y agradeció a China, Rusia e Irán por luchar contra la «injerencia» de países occidentales y árabes en Siria.
Desde Turquía, el jefe de Estado Mayor del opositor Ejército Libre Sirio (ELS), Salim Idris, negó a Efe que los rebeldes sean «un juguete en manos de países extranjeros» y descartó dialogar con el presidente, a quien tildó de «sectario y rencoroso».
Las críticas a Al Asad también llegaron desde la oposición política representada por la Coalición Nacional de Fuerzas de la Revolución y la Oposición Sirias (CNFROS), cuyo miembro Abdelbaset Seida aseguró a Efe que el plan del mandatario supone «una regresión respecto a sus compromisos anteriores».
«Los últimos esfuerzos del mediador internacional Lajdar Brahimi y los contactos con Estados Unidos y Rusia no han llevado a ningún avance», señaló Seida, que dijo haber escuchado un discurso presidencial «sin novedades».
Mientras, los bombardeos y los combates entre rebeldes y el Ejército continuaron hoy en la mayoría de las provincias del país, como Hama, Alepo, Idleb, Rif Damasco o Deir al Zur, según denunciaron los grupos de derechos humanos y de oposición.
En el barrio de Al Hamediya, en la ciudad de Hama, decenas de personas portaron pancartas en las que se podían leer lemas como «No hay terrorismo salvo el de Al Asad», según vídeos colgados en internet.
Al menos 60.000 personas han perdido la vida en el conflicto sirio desde marzo de 2011 hasta noviembre de 2012, de acuerdo a los últimos datos de la ONU.
Damasco/El Cairo, 6 ene (EFE).-