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Abu Zeid y Bel Mojtar eran la cabeza de Al Qaeda en el desierto del Sáhara

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El Ejército de Chad ha informado, a través de un comunicado de su Estado Mayor, de que, en una operación militar desarrollada en Mali, ha acabado con la vida del líder yihadista Mojtar Belmojtar, alias «El Tuerto». EFE/Intelcenter/Archivo

Chad, que participa con dos mil soldados en la guerra de Mali contra los rebeldes salafistas, ha anunciado la muerte en las operaciones militares contra los combatientes islamistas, de los dos principales líderes de Al Qaeda en el desierto del Sáhara y en el Sahel, Abdelhamid Abu Zeid y Mojtar Bel Mojtar, alias «El tuerto».

Según el Ejército chadiano, ambos murieron en el macizo de Ifoghas, donde se refugiaron los yihadistas tras huir de las ciudades de Gao, Tombuctú y Kidal, en las que habían intentado imponer desde junio su propia interpretación de la ley islámica.
Su muerte, sobre la que no ha trascendido ningún detalle y que aún no ha sido confirmada por los militares franceses, que desde el 11 de enero dirigen las operaciones militares en el norte del país contra los rebeldes, supondría un duro golpe para esta organización que ha sembrado el terror en el África noroccidental desde mediados de la pasada década.
Con sus secuestros y el control del tráfico ilegal en la región sahelo-sahariana, ambos dirigentes se encargaban de dar publicidad a la red terrorista y, sobre todo, de lograr la financiación necesaria para continuar sus operaciones, formar a nuevos fedayines y comprar armas cada vez más poderosas.
Sin embargo, a pesar de que trabajaban bajo una misma bandera, la del entramado terrorista de Al Qaeda, coordinada por el médico egipcio Ayman al Zawahiri, ambos dirigentes se disputaban también el control sobre la región sahelo-sahariana.
Los desencuentros entre Bel Mojtar y Abu Zeid, a quienes se les considera responsables de los principales ataques terroristas y secuestros de los últimos años en los países de la región, se remonta a 2008.
Entonces, el máximo líder de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Abdelmalek Drukdel, que capitanea la organización desde la región montañosa de la Kabilia, en el norte de Argelia, destituyó a Bel Mojtar como líder de AQMI para el Sáhara y designó en su lugar a Abu Zeid.
No obstante, Bel Mojtar, al frente de la que bautizó como «La brigada de los enmascarados» ha lanzado ataques y protagonizado secuestros desde Mauritania hasta Argelia, donde recientemente reivindicó en nombre de Al Qaeda y no de AQMI, el mayor golpe terrorista en la región.
El pasado 16 de enero, un comando armado salafista denominado «Los que firman con sangre» que respondía a las órdenes de Bel Mojtar, asaltó la planta de gas argelina de In Amenas, donde tomaron a cientos de trabajadores argelinos y extranjeros como rehenes.
El secuestró concluyó con un asalto de las fuerzas especiales del Ejército de Argelia y con la muerte de 37 trabajadores extranjeros y un argelino, así como la de 29 miembros de la célula terrorista.
A «El tuerto» también se le atribuye el secuestro en noviembre de 2008 de tres cooperantes españoles de la ONG «Barcelona Acció Solidaria», mientras que Abu Zeid ha coordinado y organizado la captura de numerosos ciudadanos occidentales, especialmente de nacionalidad francesa, que según París podrían encontrarse en Ifoghas, donde se libran duros combates desde mediados de febrero.
Pero ni AQMI, ni la brigada del escurridizo Bel Mojtar, a quien ya se le ha dado por muerto en media docena de ocasiones, son los únicos grupos armados que operan en el Sáhara o en Sahel.
Recientemente, han nacido a su sombra otras organizaciones hermanas como la terrorista Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MUYAO) o los yihadistas de Ansar al Din, que aunque no comparten los métodos terroristas de AQMI o MUYAO, sí tienen los mismos fines, imponer su visión rigorista de la «sharia» en Mali.
Varios medios franceses difundieron el pasado 25 de febrero una «hoja de ruta» que AQMI había elaborado para aplicar en «Azawad», como se conoce a la región compuesta por las tres provincias septentrionales de Mali.
Según un texto elaborado por Drukdel y hallado en Gao tras la reciente retirada de los fedayines, el máximo líder de AQMI pretendía establecer una «experiencia yihadista» que, metafóricamente, describe como «una semilla que puede producir un gran árbol».
Para Drukdel, alcanzar una alianza con Ansar al Din o con el grupo laico tuareg Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), es necesario para combatir juntos al enemigo y compartir responsabilidades en caso de derrota.
Además, AQMI esperaba que, gracias a la alianza con estas organizaciones y manteniéndose en un segundo plano, se podría extender gradualmente la ley islámica en el país.
Un proyecto que, con la probable muerte de ambos dirigentes, y, sobre todo, con la intervención francesa y de las fuerzas africanas de la misión de apoyo internacional a Mali (AFISMA), parece haberse visto frustrado.

Por Jorge Fuentelsaz/ Argel, 3 mar (EFE).-

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