Diversas naciones de todo el mundo están levantando paulatinamente las restricciones sociales, aprovechando que se están nivelando los casos nuevos del coronavirus y revelando un incipiente nuevo estado de normalidad en medio de la pandemia.
Reabrieron los salones de tatuaje en Dinamarca, la gente pudo regresar a las playas en Australia, mientras en Alemania, algunas librerías reabrían cautelosamente sus puertas.
China, donde estalló el virus a fines del año pasado, lleva varias semanas levantando gradualmente las restricciones. Pero las naciones que están ahora retornando a la normalidad son democráticas, no comunistas, y la enorme variedad de estrategias escogidas por cada una ofrece ejemplos a seguir para las comunidades y la dirigencia política estadounidense.
El plan es abrir ciertos locales con un nivel de distanciamiento social suficiente para evitar nuevos brotes del virus que ha enfermado as 2,4 millones de personas alrededor del mundo, ha matado a más de 166.000 y ha causado un desplome económico sin precedentes.
“(Levantar las restricciones) no es el fin de la epidemia en ningún país, es sólo el comienzo de la nueva etapa”, declaró el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una teleconferencia por internet con ministros de salud del Grupo de los 20.
El representante de la OMS alertó a los gobiernos de no apresurarse a regresar a las condiciones de antes, afirmando que “es de suma importancia que el levantamiento de las restricciones sea un proceso por etapas”.
El debate sobre la posibilidad de levantar las restricciones está intensificándose en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump está ansioso por regresar a la normalidad y reanudar la actividad económica, pese a las advertencias de expertos de que las condiciones aún no están dadas.
Muchos gobernadores aseveran que las insuficientes medidas del gobierno, como la falta de kits de pruebas, está entorpeciendo sus labores para lidiar con la enfermedad. Afirman que los duros esfuerzos de las semanas recientes habrán sido un desperdicio si reabren sus economías demasiado rápido y provocan una segunda ola de infecciones.
“Hemos demostrado que podemos controlar a esta bestia, que cuando imponemos encierres, podemos disminuir la tasa de infecciones, pero estamos en medio de la batalla”, declaró a reporteros el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo.
“Tenemos todavía que cerciorarnos de que mantengamos domada a la bestia, que la tasa de infecciones sigue baja”, agregó.
Las muertes por el coronavirus en Estados Unidos, por mucho el país más afectado, era de más de 40.000 con más de 750.000 infecciones confirmadas, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Es muy probable que la cifra verdadera sea mucho más alta, debido a que las infecciones leves a veces no son incluidas, las pruebas han sido limitadas y debido a problemas contando los muertos en la crisis.
En la mayoría de la gente, el coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Sin embargo, en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves, incluyendo neumonía, o la muerte.