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Escándalo por sobornos para ingreso de estudiantes en las principales universidades de EEUU

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Universidad de Stanford

El Departamento de Justicia de ese país acusó este martes a unas 50 personas, entre ellas las actrices Felicity Huffman y Lori Loughlin, de ser parte de un plan de fraude y sobornos de larga data para que sus hijos ingresaran a algunas universidades de renombre.

Hauffman y Loughlin, así como numerosos altos ejecutivos de importantes empresas están entre los arrestados en el marco de la operación «Varsity Blues».

Yale, Stanford, Georgetown, la Universidad de Texas, la del Sur de California, la de Wake Forest o la de California en Los Ángeles son solo algunas de las instituciones salpicadas por el esquema.

No obstante, las autoridades descartaron que las escuelas tuvieran alguna participación.

Los fraudes ocurrían de dos formas diferentes, de acuerdo con los investigadores:

se creaban sofisticadas estrategias para hacer fraude en los exámenes de ingreso

se sobornaban a entrenadores deportivos para que admitieran en la universidad a jóvenes que no tenían las aptitudes adecuadas como atletas

En una conferencia de prensa este martes, el FBI alegó que el esquema de fraude abarcó todo el país y se extendió desde 2011 hasta febrero pasado.

Según los fiscales, durante ese periodo, los acusados desembolsaron más de US$25 millones para lograr que sus hijos ingresaran a estos centros de estudio de élite.

«Este caso muestra la creciente corrupción en las admisiones a universidades de élite a través de riquezas combinada con fraude», aseguró el fiscal general de Boston Andrew Lelling.

De acuerdo con las autoridades, la operación que reveló el caso, llamada Varsity Blues, es la mayor investigación en temas de educaciónen la historia del Departamento de Justicia: involucró a más de 200 agentes y conllevó al arresto de 50 personas en seis estados.

No obstante, alegaron que el caso no está cerrado y que nuevos implicados podrían aparecen en un futuro cercano.

De acuerdo con el FBI, en el centro de la investigación está presuntamente el empresario William «Rick» Singer, quien se declaró culpable en la tarde del martes.

Singer gestionó los fraudes a través de su empresa Edge College & Career Network, un negocio de preparación para la universidad.

Unos 33 padres fueron acusados, así como 13 entrenadores de las universidades y trabajadores de la compañía Singer. Huffman, conocida por la serie «Esposas desesperadas» y Loughlin, una de las actrices de Full House, se encuentran entre las implicadas más conocidas.

Según los documentos judiciales, una de las entrenadoras que cooperó con los investigadores trabajaba para la Universidad de Yale y recibió más de US$400.000 por aceptar en su equipo a una estudiante que no tenía aptitudes deportivas mínimas.

El Departamento de Justicia informó que ningún estudiante fue acusado, dado que el esquema fue llevado a cabo por los padres.

La investigación señala que Singer instruía a sus clientes para facilitar los fraudes en los exámenes de ingreso.

Los padres entonces alegaban que sus hijos tenían cierta discapacidad y requerían tiempo adicional para hacer los exámenes de ingreso o que tenían otro evento que les impedía presentarse el día de las pruebas para todos los aspirantes.

De esta forma, los estudiantes hacían los exámenes en instalaciones específicas, donde ya la empresa de Singer había sobornado al personal para que les permitieran hacer trampas, que iban desde copiar hasta dejar que otras personas tomaran el examen en nombre de los candidatos.

Otros mecanismos incluían que los funcionarios soplaran las respuestas o incluso corrigiera lo escrito en los exámenes durante el proceso de revisión.

Los mecanismos de soborno se aprovecharon de un hecho poco conocido por muchos fuera de Estados Unidos y es que a las universidades de élite de ese país no solo se ingresa por un alto desempeño académico, sino también por cualidades deportivas relevantes.

La mayoría de centros de estudio realizan competencias deportivas entre ellos, para las que necesita estudiantes con ciertas condiciones atléticas.

En estos casos, muchas veces son los entrenadores los que determinan el ingreso de los aspirantes.

La firma de Singer, según el FBI, sobornó entonces a varios de ellos para que admitieran algunos candidatos aunque no tuvieran ninguna aptitud deportiva y para que hicieran creer al resto del equipo que se trataba de la persona correcta.

Las operaciones conllevaban, además, que se crearan supuestos expedientes atléticos de los estudiantes en el que se alteraban las fotografías con el cuerpo de deportistas tomadas de internet.

Según explicaron los investigadores, el mecanismo de fraude trasciende el escándalo educativo y señalaron a otros delitos como lavado de dinero y evasión de impuestos.

Y es que según el FBI, Singer utilizaba su organización sin fines de lucro, Key Worldwide Foundation, para que los pagos de los padres aparecieran como «donaciones caritativas», lo que implica que pueden ser después deducidas de impuestos.

De ahí que el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos también participó en la investigación y alegó que levantará cargos contra los acusados.

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