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Sumisos se mostraron los líderes de la OTAN ante los objetivos de gasto propuestos por Donald Trump

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El primer ministro español Sánchez y Donald Trump

Trump, Aprovechó cada ocasión y cada plataforma, cada reunión y cada cámara de televisión, para llevar la discusión a su terreno, pero esta vez ya no cogió a casi nadie por sorpresa. Llamó «morosos» a sus aliados por no gastar todo lo que se comprometieron a gastar en Defensa hace cuatro años. Acusó a Alemania de ser «prisionera» de Rusia. Y hasta expres en la sala, justo antes de salir a un encuentro bilateral, que dedicar un 2% del PIB no es suficiente para los miembros de la OTAN, sino que debería aumentarse hasta el 4%.

Uno tras otro, los jefes de Estado y de Gobierno dejaron este miércoles las instalaciones de Bruselas señalando que hay que ignorar la palabrería y centrarse en los gestos; que Trump ladra, pero el Pentágono cabalga. Y que la senda en la que se mueven todos va por el buen camino.

Nadie soporta sus métodos, su personalidad y su soberbia, pero han aprendido a taparse la nariz y sonreír, porque la alternativa de la ruptura es impensable. EEUU es el corazón de la OTAN, la que más invierte y de la que depende gran parte de la seguridad común. Su presidente es contingente y el objetivo es navegar su legislatura, rezar para que no repita y para que los daños de su mandato no sean irreparables. Si pide un 4% del PIB cuando la mitad es ya imposible y además ya lo había hecho el año anterior, se tiran balones fuera y se elogian los aumentos ya realizados, pero nadie se lo toma demasiado en serio.

Pero que el presidente no sea de fiar no quiere decir que las peticiones de Washington sean disparatadas o que lo tomen por estúpido, pues su capacidad para dividir y presionar es altísima. Por eso mismo, los 29 dejaron claro ayer que «reafirman el compromiso inquebrantable» acordado en 2014 de aumentar los gastos, la inversión y las capacidades de la OTAN en 2024.

Al césar lo que es del césar.»Hemos tenido discusiones, desencuentros, pero lo más importante es que hemos tomado decisiones para reforzar nuestras Alianza. Todos estamos de acuerdo en que no hay un reparto justo de la carga. Centrémonos primero en el 2%, que es lo que hemos acordado y para lo que queda mucho», replicó el secretario general, Jens Stoltenberg. «No era una propuesta formal», admitió poco después un alto funcionario de la Casa Blanca a los periodistas sobre el umbral del 4%, sino una forma de invitar a sus colegas a invertir más.

Y más teniendo en cuenta que, pese a las proclamas de su comandante en jefe, los datos de la organización indican que su gasto en Defensa está ‘sólo’ en el 3,5%.La Cumbre de la OTAN que empezó este miércoles en Bruselas tenía más presión que casi ninguna antes. El año pasado, en este mismo escenario, el recién elegido presidente estadounidense ofendió, humilló y avergonzó a sus socios reclamando «ingentes cantidades de dinero», protestando por el carísimo edificio de la nueva sede de la Alianza y negándose a comprometerse con la Defensa común.

Esta vez, el resultado ha sido otro: su equipo se encargó de que todos los documentos importantes, la ‘Declaración sobre solidaridad y seguridad transatlántica’ y la ‘Declaración de Bruselas’, estuvieran ya consensuados y cerrados antes del encuentro, para que no hubiera sobresaltos. Y aunque había un temor muy palpable en la sala ante la posibilidad de que Trump anunciara retiradas de tropas o castigara a los países «morosos» sin ejercicios conjuntos, al final su performance se limitó a una escenificación artificial y a pedir más dinero.

«¿De qué sirve la OTAN si le dan miles de millones a Rusia? Tienen que pagar el 2% inmediatamente, no en 2025», tuiteó enfurecido. Porque necesita que se hable de él y sólo de él, ser el centro, y en eso es francamente bueno. Pero al final, firmó todo lo que tenía que firmar.

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