Corea del Norte lanzó este jueves un misil que sobrevoló Japón y recorrió miles de kilómetros antes de caer al Océano Pacífico, en un nuevo desafío de Pyongyang a las sanciones de la ONU. El cohete fue disparado desde un sitio cerca de Pyongyang, alcanzó una altitud de 770 km y voló hacia el este unos 3.700 km, indicó el ministerio de Defensa surcoreano, es decir más bajo pero más lejos que misiles norcoreanos anteriores. Según el gobierno japonés, el misil sobrevoló la isla nipona de Hokkaido (norte) hacia las 7:06 p.m. (hora local), antes de caer al mar a unos 2.000 kilómetros al este de sus costas.
«Japón jamás podrá tolerar esta acción provocadora de Corea del Norte», dijo a la prensa el portavoz del Gobierno nipón, Yoshihide Suga. «Hemos protestado enérgicamente ante Corea del Norte, manifestándoles la cólera del pueblo japonés y expresando nuestra condena en los términos más enérgicos», agregó el vocero. (Lea: Corea del Norte lanzó misil intercontinental con alcance de 1.000 km (Pentágono))
Tokio señaló que se había desencadenado el sistema de emergencia J-Alert en varias regiones del norte del archipiélago.»Está pasando un misil, está pasando un misil, probablemente sobre Hokkaido en dirección del Pacífico. Sobre todo, no recojan ningún objeto que puedan encontrar», señaló la advertencia. El presidente estadounidense Donald Trump recibió un informe sobre el último disparo del misil, indicó su portavoz. Fue el secretario general de la Casa Blanca, el general de Marines (r) John Kelly, quien informó al mandatario, precisó la vocera Sarah Sanders.
El Pentágono estimó que el misil balístico de «mediano alcance» no representó una amenaza para el territorio continental de Estados Unidos ni para su isla de Guam en el Pacífico. Trump había anunciado horas antes su intención de visitar China, Japón y Corea del Sur en noviembre, en su primera gira por Asia.
El lanzamiento de un nuevo misil se produce luego de que el Consejo de Seguridad de la ONU impusiera esta semana un nuevo paquete de sanciones a Corea del Norte por el desarrollo de su programa nuclear y balístico que incluyó un sexto ensayo nuclear, de una potencia sin precedentes en ese país.
Pyongyang había prometido el miércoles acelerar sus programas militares prohibidos en respuesta a las «maléficas» sanciones de la ONU. Las nuevas sanciones consistieron en un embargo sobre las exportaciones de gas hacia Corea del Norte, una limitación a las exportaciones de petróleo y productos refinados, y la prohibición de las exportaciones norcoreanas de textil.
Pero el proyecto de embargo petrolero total promovido por Estados Unidos tuvo que ser abandonado en la ONU para lograr que China, que suministra crudo a Corea del Norte y dispone de derecho de veto en el Consejo de Seguridad, diera su visto bueno a las sanciones.
El secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson declaró el jueves que China debe utilizar sus exportaciones de petróleo hacia Corea del Norte como medio para presionar al régimen de Pyongyang con vistas a una salida diplomática a la crisis nuclear norcoreana. «Está claro que un embargo petrolero total será muy difícil de conseguir por parte del Consejo de Seguridad porque sólo afectaría a China», reconoció Tillerson durante una rueda de prensa con su homólogo británico Boris Johnson, al término de una visita de 24 horas en Londres.
Pero «espero que China» pueda «decidir por sí sola (…) recurrir a la poderosa baza del suministro de petróleo para convencer a Corea del Norte de replantearse» su «acercamiento al diálogo y a futuras negociaciones», añadió el jefe de la diplomacia estadounidense.
La Unión Europea (UE) adoptó por su parte el jueves nuevas sanciones contra sectores estratégicos norcoreanos. En aplicación de sanciones vigentes de la ONU, el bloque europeo anunció que impuso «una prohibición total de todas las exportaciones de carbón, hierro, mineral de hierro, productos pesqueros, plomo y mineral de plomo», es decir contra «las principales exportaciones» norcoreanas.