Un grupo de investigadores busca facilitar la comprobación de estudios médicos con un corazón en miniatura, creado al introducir células humanas en la matriz de un órgano de rata.
La idea, presentada hoy en las sesiones de Ciencia Básica Cardiovascular de la Asociación Estadounidense del Corazón, podría ser útil para comprobar de forma segura y eficaz distintos estudios médicos y probar tratamientos para enfermedades cardíacas. Actualmente, los científicos que trabajan con modelos animales para probar la eficacia de un tratamiento utilizan el llamado «método de Langendorff», por el que se toma el corazón de un animal y se introducen fluidos a través de la aorta, la principal arteria del cuerpo.
Ese método también se usa para introducir soluciones que quitan las células propias de los roedores antes de insertar las humanas. Los autores de este estudio, de la farmacéutica con sede en Londres AstraZeneca, optaron en cambio por una técnica que les permitió introducir soluciones no solo en las arterias, sino también en la red de venas del corazón.
De esa forma, se enfocaron en preservar la red de circulación dentro de los corazones de rata al canalizar la vena cava superior, la arteria aorta ascendente, la vena pulmonar y la arteria pulmonar. Para realizar este estudio preliminar, el equipo quitó las células de rata y preservó la matriz general del corazón entero, para introducir luego las células humanas.
Esto les permitió preservar la forma de circulación que tenía el corazón, mantener el flujo y simular la expansión mecánica de cada una de las cavidades del músculo. Según los investigadores, en comparación con el método tradicional, esta canalización permite controlar los dos atrios y los dos ventrículos, las cavidades del corazón, en una estimulación mecánica no invasiva del músculo.
Además, para ellos, la mayor ventaja es que les permite acceder a la vez a las arterias coronarias y a las venas cardíacas.
EFE
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