La Casa Blanca y los republicanos se culparon hoy mutuamente de la falta de avances para impedir los recortes del gasto público que deben entrar en vigor este viernes, mientras en el Senado no prosperó ninguno de los dos planes partidistas presentados.
En vísperas del plazo para que se comiencen a aplicar los recortes y de una reunión en la Casa Blanca entre el presidente de EE.UU., Barack Obama, y los principales líderes del Congreso para intentar evitarlos, las posturas continuaban muy enfrentadas y hay poco optimismo sobre la posibilidad de un acuerdo.
La Casa Blanca amenazó con vetar un proyecto de ley patrocinado por senadores republicanos sobre los recortes automáticos, valorados en más de 85.000 millones de dólares.
Esa medida, patrocinada por los republicanos Pat Toomey y James Inhofe, pretendía dejar en pie las reducciones presupuestarias y dar al Gobierno la facultad de decidir cómo y dónde aplicarlos, pero no logró los 60 votos necesarios para pasar a ser considerada en el Senado.
El Gobierno «se opone firmemente» a esa medida porque protege «las lagunas fiscales» que benefician a los ciudadanos más ricos, subrayó la Casa Blanca en un comunicado.
Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo en una conferencia de prensa que «es hora» de que el Senado «haga su trabajo» y apruebe una ley que evite los recortes.
Boehner recordó que la Cámara baja, controlada por los republicanos, ya votó dos propuestas para reemplazar esos recortes que nunca llegaron al Senado, de mayoría demócrata.
Los líderes demócratas en el Senado presentaron su propio plan contra los recortes la semana pasada y hoy la Casa Blanca reiteró su apoyo a esa medida.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, explicó en una comparecencia de prensa que ese plan contiene una «propuesta equilibrada» con «cortes inteligentes de gasto» combinados con el fin de algunos subsidios agrícolas y de las «lagunas fiscales» que benefician a los más ricos y a las empresas.
Al igual que ocurrió con la propuesta republicana, la iniciativa demócrata tampoco logró hoy los votos necesarios para poder ser debatida en el Senado.
Republicanos y demócratas acordaron en 2011 esos recortes para forzar un pacto de largo alcance sobre la reducción del elevado déficit público que todavía no ha llegado.
El principal escollo en las negociaciones está en que los republicanos consideran que el gasto del Gobierno es excesivo y hay que recortarlo más, mientras los demócratas persiguen una reforma fiscal para aumentar los ingresos del Estado a la que los conservadores se oponen.
Al criticar la medida de los senadores republicanos que propone dejar en pie los recortes, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo en su rueda de prensa diaria que «no hay forma de reducir sin afectar drásticamente» a ámbitos como la seguridad nacional o la educación.
Según Carney, Obama espera que los republicanos acudan este viernes a la reunión en la Casa Blanca «preparados para hablar seriamente de un compromiso» contra los recortes.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó hoy que se verá obligado a revisar las previsiones de crecimiento de Estados Unidos para 2013 si finalmente se aplican esas reducciones.
William Murray, portavoz adjunto del Fondo, enfatizó también que estos recortes tendrán «impacto global» dada la importancia de la economía estadounidense.
A la incertidumbre se sumó hoy una polémica. Bob Woodward, uno de los periodistas que destapó el caso Watergate, aseguró que un asesor de Obama lo amenazó por la publicación de un artículo sobre el origen de la imposición de los recortes, algo que la Casa Blanca niega tajantemente.
Woodward, quien intercambió varios correos con Gene Sperling, asesor económico de Obama, sostiene que ese funcionario reaccionó de manera airada cuando le comunicó que iba a escribir un artículo crítico con el Gobierno sobre cómo «ha manipulado» el tema de los recortes.
Miriam Burgués/ (EFE).-