Madrid, 6 feb (EFE).- El Camp Nou y Mendizorroza dictarán sentencia y resolverán las semifinales de la Copa del Rey 2016/17, a cuya vuelta llega el Barcelona con ventaja sobre el Atlético de Madrid (2-1) e igualados Alavés y Celta tras el 0-0 de la ida.
El equipo de Luis Enrique, defensor del título, encara el encuentro sin la más mínima confianza pese a la importante ventaja adquirida en el Vicente Calderón.
Los azulgranas son conscientes del potencial del Atlético de Madrid y el carácter luchador irreductible que le ha otorgado Diego Pablo Simeone al bloque rojiblanco, que acude a la Ciudad Condal en busca de la heroica y revertir la situación en la eliminatoria con un Fernando Torres en racha.
El atacante madrileño puede ser una seria amenaza para el Barcelona, al que ya ha ‘asaltado’ en el Camp Nou con el Atlético e incluso con el Chelsea en la Liga de Campeones.
El equipo de Simeone, que necesita vencer por dos goles o por uno si el resultado es mayor a 1-2, sabe que un tanto le mete por completo en la eliminatoria y que puede meter presión a los barcelonistas que, aunque distan de su mejor versión, están exprimiendo la eficacia ofensiva y el potencial de su tridente.
Luis Enrique hizo numerosas rotaciones este fin de semana ante el Athletic. El uruguayo Luis Suárez, clave en la ida, no jugó ante el conjunto vasco, e incluso el argentino Leo Messi fue reemplazado cuando el encuentro estaba sentenciado.
El brasileño Neymar será baja por sanción y Rafinha, también campeón olímpico en Río 2016, lo será por una fractura nasal, mientras que en el bando atlético su capitán y referente en la medular, Gabi Fernández, será la gran ausencia tras recuperar al central uruguayo José María Giménez. Andrés Iniesta y Sergio Busquets ya han entrenado con sus compañeros y podrían entrar en la citación azulgrana.
La receta rojiblanca para la remontada es clara: intensidad, presión y eficacia. No le queda otra si quiere volver a una final copera. La empresa es más que difícil. No gana en el Camp Nou desde hace once años. Lo hizo por 1-3, un resultado que le valdría para pasar a la lucha por el título.
Un día después, el miércoles, Alavés y Celta de Vigo se encuentran en Mendizorroza dispuestos, unos, a hacer historia, y otros, a reencontrarse con ella.
El conjunto vasco trata de alcanzar su primera final copera y el vigués la quinta dieciséis años después en busca de estrenar su palmarés copero.
La ida dejó todo a expensas de la vuelta. El 0-0, no obstante, concede ventaja teórica al Alavés, que tiene el factor campo a su favor y que en Balaídos dio una nueva muestra de su empaque.
El duelo argentino en los banquillos fue para Mauricio Pellegrino. Su planteamiento fue ejecutado a la perfección por sus pupilos y anuló las posibilidades de los hombres de Eduardo Berizzo, a los que tampoco les acompañó la fortuna por cuanto se estrellaron un par de veces con los palos.
El Alavés alcanza esta instancia en plenitud. Su triunfo en Gijón con los menos habituales le permitió reservar a los titulares para el encuentro copero y amplió su racha. De sus últimos 16 partidos tan solo perdió uno, y fue en Liga en Vigo y sobre la campana.
Dispone Pellegrino de un conjunto muy bien armado con hombres jóvenes con un desparpajo y calidad notables que avecinan un futuro brillante, pero también Berizzo tiene una plantilla de gran nivel que ha salido airosa a un camino más que difícil por el torneo del k.o.
Tras solventar la oposición de un Valencia venido a menos con una goleada en Mestalla, dejó en la cuneta al Real Madrid, al que ganó en la ida en el Bernabéu (1-2) y luego resistió en Balaídos (2-2).
Pese a no poder ganar en la ida, en estas últimas campañas ha demostrado que tiene armas futbolísticas de peso como para exprimirlas en Mendizorroza y mantener vivo el sueño copero. Además ha podido preparar el partido sin desgaste alguno al aplazarse el choque frente al Real Madrid por el temporal que provocó daños en Balaídos.