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Ofensiva diplomática internacional para evitar una nueva guerra en Libia LIBIA CONFLICTO

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El enviado especial de la ONU para Libia, Martin Kobler, da una rueda de prensa en el ayuntamiento de Trípoli, en Libia. EFE/Archivo
El enviado especial de la ONU para Libia, Martin Kobler, da una rueda de prensa en el ayuntamiento de Trípoli, en Libia. EFE/Archivo

Túnez, Argelia e Italia, además de la Liga Árabe y la ONU, han emprendido una campaña diplomática para tratar de evitar un nuevo estallido de la violencia en Libia, escenario en las últimas semanas de una creciente tensión bélica entre el este y el oeste del país.
La animadversión entre el mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este, de un lado, y el Gobierno de unidad sostenido por la ONU en Trípoli y las milicias de la poderosa ciudad de Misrata, por otro, se agudizó en diciembre, poco después de que éstas expulsaran a los grupos yihadistas de la localidad de Sirte.
Pocas horas después de que clamaran victoria, tropas de la Alianza de milicias, al parecer por orden del Ministerio de Defensa en Trípoli, lanzaron una ofensiva para tratar de recuperar también los principales puertos petroleros de Libia, en manos de Hafter desde septiembre.
El ataque fue repelido con éxito por el mariscal, cuya aviación bombardeó esta semana en dos ocasiones objetivos de las fuerzas de Misrata en las ciudades de Jufrah y Hut, en la zona desértica del centro del país.
En este contexto, el presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, recibió hoy en el palacio de Cartago al jefe del Parlamento en Tobruk (este), Akilah Saleh, única institución libia que mantiene el reconocimiento internacional.
En un comunicado, el mandatario expresó el deseo de Túnez de que las partes en conflicto vuelvan a la mesa de negociación y entablen un diálogo inclusivo que permita solventar unas diferencias que tienen un reflejo negativo en toda la región.
«Se ha abierto una vía de coordinación con Argelia y Egipto para garantizar el éxito de nuestra iniciativa y alcanzar sus objetivos. La solución debe provenir de los deseos de los libios», según la nota.
Saleh, quien llegó a Túnez por invitación de su colega tunecino, Mohamad Ennaceur, también se reunió este jueves con el enviado especial para Libia de la Liga Árabe, Salahdeen Al Jemali.
Al término de ambos encuentros, el político -aliado de Hafter- insistió en que el Parlamento «está listo para negociar con todas las partes, siempre que se preserve la dignidad y la integridad territorial».
«Hemos venido para pedir apoyo para el (único) poder legítimo de Libia y para que el camino de diálogo y de consenso prosiga, La propuesta tunecino-argelina de celebrar en Libia una reunión de países vecinos es un paso correcto», recalcó.
Víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 cayera la dictadura de Muamar al Gadafi, Libia tiene hoy dos gobiernos, ninguno de los cuales tiene plena legitimidad, aunque ambos la reclamen.
El que está en Tobruk salió de los comicios de 2014, fue entonces reconocido por la comunidad internacional y aún hoy es el que ostenta la representatividad del país ante distintas instituciones, aunque su mandato expiró hace año y medio.
El de Trípoli se formó en abril tras el acuerdo de paz impuesto por la ONU y seis meses después no solo no ha logrado la legitimidad que le debe dar el Parlamento, ni siquiera controla la capital.
Este último ha recibido el apoyo, sin embargo, de la mayoría de los países europeos -además de Estados Unidos- en particular de Italia, una de las naciones más implicadas en el conflicto libio.
En declaraciones este miércoles al diario «La Stampa», el titular italiano de Asuntos Exteriores, Angelino Alfano, aseguró que Roma «sigue trabajando» en favor de un acuerdo que incluya a todas las partes.
«No hemos elegido a una persona en favor de otra, sin embargo, apoyamos el Gobierno reconocido por la ONU y a todos aquellos que luchen contra el terrorismo», afirmó el ministro, cuyo país sufre la masiva salida de inmigrantes irregulares desde las costas Libia.
Días atrás, Argelia anunció que Hafter, al que apoyan Rusia y Egipto, y el presidente del Gobierno que sostiene la ONU, Mohamad Fayez al Serraj, se reunirían en Argel esta semana, cita que se canceló a última hora, al parecer por indicación del primero.
Los esfuerzos internacionales contrastan con los ataques y las declaraciones incendiarias que tanto Hafter como el Consejo Militar de Misrata han hecho esta última semana.
El martes, el jefe del citado consejo, Ibrahim Bait al Maal, resultó herido en un bombardeo atribuido a las fuerzas de Hafter en Jufrah.
En un comunicado, el consejo instó hoy a sus tropas a movilizarse y acusó «al criminal de guerra Hafter de socavar la seguridad y la estabilidad de nuestra patria, de cultivar la sedición y el terror ente nuestros ciudadanos».
Un ambiente de guerra al que el miércoles respondió el enviado especial de la ONU, Martin Kobler, quien recomendó a las partes mantener la calma y apostar por el diálogo ante lo que definió como «una peligrosa escalada de violencia».

Por Javier Martín
Túnez, 5 ene (EFE).-

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