El número de muertos por el ataque suicida el sábado contra un templo sufí en la provincia de Baluchistán, en el sur de Pakistán, subió a 52 mientras los heridos superan el centenar, informó hoy a Efe una fuente oficial.
De acuerdo con las primeras investigaciones el ataque contra el templo Shah Noorani, en el distrito Khuzdar, fue perpetrado por un suicida que llevaba entre 9 y 12 kilos de explosivos, indicó Muhammad Hashim Gulzai, comisionado de la región Kalat, donde se encuentra el distrito Khuzdar.
Gulzai explicó que el número de muertos es de 52 y que hay más de un centenar de heridos, 57 de ellos ingresados en hospitales de Karachi (sur), aunque ya algunos han empezado a ser dados de alta.
A pesar de que el Estado Islámico reivindicó ayer el atentado en un comunicado que no pudo ser verificado de manera independiente, la máxima autoridad de la región Kalat indicó que aún hay una investigación en marcha para determinar la autoría del crimen.
«No podemos decir ahora mismo quién está detrás del atentado, pero podría haber una mano extranjera detrás de él», indicó, al agregar: «dejemos que las investigaciones finalicen».
El atentado se produjo en horas de la tarde del sábado cuando en el templo había una gran concurrencia de personas, muchas de ellas desplazadas específicamente desde Karachi para la ocasión.
La ubicación del templo en una zona de difícil acceso y la llegada de la noche complicó de manera importante la evacuación y atención de las víctimas, lo que llevó al Ejército a movilizar un operativo de emergencia para la ocasión.
El lugar del atentado se encuentra cerca de Hub, donde la fuerza de elite paquistaní Rangers había llevado a cabo durante la semana una operación en la que abatió al líder al líder de la organización terrorista Jundullah, Arif alias Saqib Anjum, también segundo al mando en la provincia Sindh (sur) del Tehreek i Taliban (TTP), la principal organización talibán del país.
Jundullah, una organización con vínculos con Al Qaeda, había tenido contactos en los últimos años con el EI.
Pakistán ha experimentado una significativa reducción de la violencia extremista desde que en junio de 2014 lanzó una operación en las zonas tribales contra el TTP y otros grupos insurgentes, que ha registrado miles de muertos presentados como terroristas por el Gobierno de Islamabad y más de un millón de desplazados internos.
Pero Baluchistán ha continuado sufriendo graves ataques con más de 360 muertos en lo que va de año, muy por encima de los 135 de las zonas tribales, hasta hace poco el área con más mortalidad por violencia extremista del país, según la base de datos del Instituto de Estudios de Conflicto y Seguridad de Pakistán.
El pasado agosto, un suicida mató a 72 abogados en un hospital en el que se habían reunido por el asesinato una hora antes de otro prominente letrado.
Islamabad, 13 nov (EFE).-