American Airlines, la tercera mayor aerolínea de Estados Unidos y en proceso de reestructuración desde hace más de un año, anunció hoy un acuerdo de 11.000 millones de dólares para fusionarse con su competidora US Airways y crear la mayor compañía aérea del mundo.
«La nueva aerolínea contará con el tamaño, amplitud y capacidad para competir de una forma más eficiente y rentable en el mercado global», dijo al realizar este esperado anuncio Doug Parker, presidente y consejero delegado de US Airways, que ocupa el cuarto puesto del mercado aéreo estadounidense.
La empresa combinada contará con una facturación de cerca de 40.000 millones de dólares anuales, unos 94.000 empleados, 950 aviones, 6.700 vuelos diarios a 336 destinos en 56 países y un tráfico aéreo superior al de la hasta ahora mayor aerolínea del mundo, la también estadounidense United Continental.
La nueva empresa mantendrá su sede en Fort Worth, en el estado de Texas, y el nombre de American Airlines, que en los últimos meses ha puesto en marcha un «lavado de cara» integral de su marca, que ha pasado desde modernizar su logotipo hasta los uniformes de su personal de vuelo.
El muy anticipado acuerdo tendrá que recibir el visto bueno del juez del tribunal de bancarrota neoyorquino que ha estado supervisando la suspensión de pagos de American Airlines y de las autoridades reguladoras de EE.UU., y de ser aprobado supondrá concluir el proceso de consolidación del sector en este país.
En 2008, Delta Airlines compró a su competidora Northwest, dos años más tarde United se fusionó como Continental y en 2011 Southwest hizo lo propio al comprar AirTrain Holdings, con lo que se ha reducido el número de competidores a cuatro grandes aerolíneas que controlan más del 80 % del mercado estadounidense.
Ahora ha sido el turno de American Airlines, que se tuvo que acoger a la Ley de Bancarrotas estadounidense en noviembre de 2011 para reestructurar su abultada deuda, reducir sus elevados costes y tratar de recuperar el liderazgo del que alguna vez gozó, lo que parece que conseguirá ahora gracias a su fusión con US Airways.
La transacción implica que los acreedores de American contarán con un 72 % del capital de la nueva compañía, mientras que los accionistas de US Airways se quedarán con el 28 % restante, muy por debajo de los términos que se habían puesto sobre la mesa cuando empezaron las negociaciones.
De este pacto nace una aerolínea valorada en 11.000 millones de dólares que será dirigida por Parker, quien se hará con el puesto de consejero delegado, mientras que el hasta ahora presidente y director ejecutivo de American, Thomas Horton, ocupará el cargo de presidente no ejecutivo del consejo de administración.
«Estamos orgullosos de lanzar la nueva American Airlines, una aerolínea global de primer nivel bien posicionada para competir y ganar a los mejores del mundo», dijo por su parte Horton, amigo personal del directivo de US Airways durante los últimos veinticinco años.
Las aerolíneas prevén completar su fusión para el tercer trimestre de este año y que implique una reducción de costes anual de 1.000 millones de dólares a partir de 2015 gracias a las sinergias, aunque tendrán que anotarse un cargo extraordinario de 1.200 millones que repartirán a lo largo de los próximos tres años.
La nueva compañía aérea contará con un total de ocho aeropuertos centrales, será líder en la costa este y el área central de EE.UU., reforzará la posición de líder de American Airlines en conexiones internacionales a Latinoamérica y el Caribe y ofrecerá más de una veintena de destinos a Europa y Oriente Medio.
Además, la nueva American Airlines permanecerá en la alianza de líneas aéreas comerciales Oneworld, a la que también pertenecen otras grandes aerolíneas como Iberia y British Airways, Air Berlin, Japan Airlines o LAN.
Hacia el ecuador de la sesión en la bolsa de Nueva York (NYSE), las acciones de US Airways caían un fuerte 7,44 % para cambiarse por 13,55 dólares cada una, aunque en los últimos doce meses se han revalorizado el 50,8 %.
AMR, la matriz de American Airlines, dejó de cotizar en la bolsa de Nueva York en enero de 2012, pero sus acciones en los mercados secundarios se disparaban esta jornada un impresionante 46,9 % para cambiarse por 1,91 dólares cada una.
(EFE).-