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Francia conmemora los atentados yihadistas con una fuerte división política

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Una mujer toma café en la terraza de Le Carillon en París. EFE/Archivo
Una mujer toma café en la terraza de Le Carillon en París. EFE/Archivo

Francia conmemora este fin de semana el primer aniversario de los atentados yihadistas del 13 de noviembre en París con interrogantes sobre la cadena de mando de los ataques, que pusieron fin a la unión nacional frente al terrorismo y están en cabeza del debate político para las presidenciales de 2017.
Las conmemoraciones, aunque formalmente se han concentrado mañana por la mañana con un recorrido de los escenarios de los ataques por el presidente francés, François Hollande, en la práctica tuvieron su pistoletazo de salida anoche con un minuto de silencio en el partido de fútbol Francia-Suecia en el Estadio de Francia.
Un minuto de silencio en homenaje de los 130 muertos y cientos de heridos de los atentados, precedido por el himno nacional francés cantado de viva voz por buena parte de los 80.000 espectadores del Estadio de Francia, donde comenzó la acción yihadista aquella noche del 13 de noviembre de 2015 y que es ya uno de los momentos más funestos de la historia de la capital francesa.
La secuencia continúa esta noche con la reapertura, con un concierto de Sting, de la sala de fiestas Bataclan, principal símbolo de esos atentados puesto que solo allí fueron asesinadas 90 personas y más de 1.000 espectadores quedaron marcados de por vida con heridas físicas o psicológicas.
Esas víctimas, como las del Estadio de Francia y de las terrazas de bares y restaurantes tiroteados, han vuelto a la primera plana ahora que se cumple un año de los ataques, junto a la de los terroristas que los perpetraron, sobre los que persisten no pocas incógnitas.
La investigación ha hecho muchos avances, y así por ejemplo se ha identificado recientemente al yihadista belga Ahmad Atar, alias «Abu Ahmad», como uno de los supuestos coordinadores del mortífero dispositivo desde el feudo del grupo terrorista Estado Islámico en Siria.
Según el testimonio de uno de los terroristas a los que envió para atentar en Europa, pero que fue detenido en Austria, Atar reclutó a los dos iraquíes que se hicieron saltar por los aires con sus cinturones de explosivos en el Estadio de Francia.
Además, la célula que finalmente cometió los atentados de Bruselas del pasado 22 de marzo -entre los que estaban los hermanos Barkraoui, primos de «Abu Ahmad»- le mantuvieron informados de su plan de acción.
Pero los investigadores creen que Atar no era más que uno más en la cadena de mando y posiblemente ni siquiera el principal cerebro de la trama, en la que el belga Abdelhamid Abbaoud hizo de coordinador sobre el terreno.
A falta de noticias sobre el paradero de «Abu Ahmad», Abaaoud está muerto desde cinco días después de los atentados en el asalto policial a la vivienda de Saint Denis donde se había refugiado con otros dos de sus cómplices.
También están muertos los otros miembros del comando con la única excepción de Salah Abdeslam, arrestado en Bruselas en marzo y encarcelado desde julio en Francia, pero cerrado en un mutismo absoluto del que no cabe esperar gran cosa.
Francia había reaccionado a la primera gran oleada de atentados yihadistas de enero de 2015 con un clamor de unidad política en torno a los valores republicanos, pero el 13 de noviembre lo hizo saltar en añicos.
Hollande trató de mantener esa unidad, y protegerse de acusaciones interesadas de inacción, promoviendo una reforma constitucional que hasta entonces sólo defendía el Frente Nacional y el ala más derechista de los conservadores y de ninguna efectividad práctica: retirar la nacionalidad francesa a los binacionales condenados por terrorismo.
El abandono por el presidente socialista de la propuesta tres meses después fue la constatación de un fiasco total en un debate deletéreo para la izquierda mientras arreciaban las descalificaciones por incapacidad para afrontar la amenaza terrorista de la derecha y del Frente Nacional de Marine Le Pen.
La situación no hizo sino empeorar con la masacre yihadista de Niza del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa, cuando el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un repartidor que llevaba años viviendo en la capital de la Costa Azul francesa, atropelló con un camión a decenas de personas y mató a 85 de ellas.
Con la vista puesta en las presidenciales y legislativas de la próxima primavera, las divisiones políticas se han agudizado y Los Republicanos, que no quieren que el Frente Nacional monopolice el descontento social, no dudan en atacar duramente la política antiterrorista de un Gobierno impopular.

París, 12 nov (EFE).-

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