Al menos tres personas han muerto en Tailandia en una cadena de atentados perpetrados en la conflictiva región musulmana del sur del país, tras la llegada de una delegación negociadora del gobierno, informaron hoy fuentes militares.
La docena de ataques con bombas, tiroteos e incendios premeditados ocurrieron anoche en las provincias de Songkhla, Narathiwat y Pattani, indicó a Efe Yuthana Petchmuang, portavoz de la Comandancia de Operaciones de Seguridad Interna en esta región.
Dos de los muertos eran guardas de seguridad de un concesionario de coches en Songkhla, que fueron tiroteados por presuntos miembros de la insurgencia musulmana que posteriormente detonaron una bomba en el local.
La otra víctima es un soldado que murió cuando cuatro hombres tirotearon desde unas motocicletas una instalación militar en Pattani.
El portavoz añadió que tres personas más resultaron heridas leves en un atentado en el distrito de Thepa, en Songkhla, mientras la prensa local informó de dos heridos más en la explosión de una bomba en un cajero automático en Pattani.
Uno de los ataques ocurrió en el distrito de Nong Chik de Pattani, sede de una base militar que en ese momento alojaba a la delegación gubernamental, encabezada por el ex jefe del Ejército y miembro de la junta militar, Udomdej Sitabutr.
Esta comitiva se entrevistó horas antes con líderes religiosos para abordar el proceso de paz en esta región.
El último gobierno electo inició en 2013 negociaciones con la insurgencia, que fracasaron después de que el Ejército tomara el poder en un golpe de estado al año siguiente.
La junta militar reanudó los contactos y en marzo de este año alcanzó un acuerdo preliminar de 12 puntos con Mara Pattani -grupo creado en 2015 que pretende representar a la insurgencia- que debía fijar el marco de negociación.
Un mes más tarde la junta se echó atrás y rechazó firmar el preacuerdo.
En agosto, cuatro personas murieron y una treintena resultaron heridas en una oleada de bombas contra los principales destinos turísticos del sur del país, una acción que fue reivindicada por el Barisan Revolusi Nasional (BRN), el mayor grupo armado rebelde.
Los atentados con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos se repiten casi a diario en las provincias de Pattani, Narathiwat y Yala, pese al despliegue de unos 40.000 efectivos de las fuerzas de seguridad y la declaración del estado de excepción desde 2005.
Más de 6.500 personas han muerto en esta región de mayoría malaya y musulmana desde que el movimiento separatista reanudó la lucha armada en 2004, después de una década aletargado.
Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.
Bangkok, 3 nov (EFE).-