El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, se escudó hoy en su «movimiento» ante la ola de acusaciones de abuso sexual que empañan su campaña desde el miércoles.
En un mitin en Greensboro (Carolina del Norte), el multimillonario se saltó el guión que había preparado su equipo para entrar de lleno en la peor tormenta de su aventura política.
Como si estuviera preparando el terreno para una posible derrota el 8 de noviembre, Trump dijo que «los medios corruptos están haciendo todo lo posible» para frenar su «movimiento».
«Todo es un gran arreglo, una gran mentira. Esperemos que nuestro movimiento patriótico pueda superar este terrible engaño», afirmó, apelando a una base de seguidores muy movilizados y que desde el principio trascendió las fronteras del Partido Republicano.
«No podemos dejar que cambien una de las elecciones más importantes, si el 5 o el 10 % se lo cree (las acusaciones de abuso publicadas en la prensa) no ganamos. (…) O ganamos estas elecciones o perdemos nuestro país», señaló.
El magnate fue hoy más allá en sus recurrentes críticas a los medios de comunicación y acusó a la prensa de estar «envenenando las mentes del electorado».
«Nuestros medios están enfermos y están haciendo que nuestro país enferme y nosotros vamos a parar esto. (…) Estamos destruyendo nuestro país con esas personas enfermas de ahí atrás», dijo señalando a los periodistas que cubrían su mitin.
En el marco de su diatriba contra la prensa, Trump acusó al magnate mexicano Carlos Slim de usar su influencia en el diario The New York Times para ayudar a Clinton.
«El mayor accionista del Times es Carlos Slim. Carlos Slim, como saben, viene de México. Ha dado muchos millones de dólares a los Clinton para su iniciativa (para la Fundación)», indicó.
«Los reporteros del New York Times no son periodistas, son cabilderos corporativos para Carlos Slim y Hillary Clinton. (…) No podemos dejar que eso ocurra. No podemos permitir que ellos decidan el resultado de nuestras elecciones», agregó.
Trump, crítico con la prensa durante toda su campaña, está en guerra abierta con el New York Times desde que el miércoles el rotativo publicara el testimonio de varias mujeres que denuncian haber sufrido abuso sexual por parte del magnate.
Hoy dos mujeres más se sumaron a la ola de acusaciones de abuso sexual contra Trump que comenzó el miércoles con la información del Times.
Kristin Anderson, que tiene ahora 46 años y trabaja como fotógrafa en California, aseguró al Washington Post que el republicano la toqueteó sin su consentimiento a comienzos de los años noventa en un club nocturno de Manhattan, en Nueva York.
Summer Zervos, exconcursante del programa de televisión «The Apprentice», dijo en Los Ángeles (California) que, en el año 2007, Trump la besó y la manoseó en el hotel Beverly Hills de la ciudad.
En su mitin, que discurrió en paralelo a la rueda de prensa de Zervos, Trump negó rotundamente todas las acusaciones e incluso llegó a decir que no sabe quienes son estas mujeres.
En un comunicado posterior, el magnate admitió recordar «vagamente a la señorita Zervos» como concursante de su programa, pero subrayó que nunca se reunió con ella en un hotel ni la saludó «inapropiadamente», como asegura la mujer.
El empresario explicó que sus asesores le habían pedido que evitara entrar en la polémica y se dedicara a hablar de empleo, pero decidió desobedecer el consejo porque «cuando te golpean tienes que devolver el golpe».
«Siento que tengo que hablar de esto, porque son mentiras impulsadas por los medios, por la campaña de Clinton para mantener su control sobre nuestro país, pero es todo ficción, todo fabricado al 100 por ciento», dijo.
«Nunca he conocido a estas personas -continuó-, no sé quienes son, es algo asqueroso. No hay testigos, probablemente lo hacen por algo de fama gratis».
Pero el empresario no se quedó ahí, sino que sugirió que algunas de las mujeres que le acusan de abuso sexual no son lo suficientemente atractivas para que él intentara algo con ellas.
«Sí, voy a ir yo detrás de ella. Créanme, ella no sería mi primera elección», dijo con ironía sobre Jessica Leeds, la mujer que contó al Times que el magnate la toqueteó en un avión en 1980.
Con el mismo tono se refirió a la redactora de la revista People Natasha Stoynoff, quien asegura que Trump la puso contra una pared y la besó a la fuerza en 2005 en la pausa de una entrevista.
«Cuando vieron esa mujer horrible la pasada noche, dicen ‘no lo creo, no lo creo'», afirmó el multimillonario.
El último dardo del magnate lo dirigió contra el presidente Barack Obama, a quien llamó «incompetente» después de que dijera en un mitin en Ohio que en estas elecciones está en juego «la democracia misma» y que una Presidencia del empresario supondría perderlo «todo».
«Obama es un incompetente, habla de mí como si me conociera, pero yo no lo conozco», dijo, para preguntarse después «porqué no salen algunas mujeres» a decir sobre el presidente lo que dicen sobre él.
Cristina García Casado
Washington, 14 oct (EFE).-