El Congreso Nacional General (CNG), antiguo gobierno en Trípoli considerado rebelde, retomó hoy su sede en la capital, de la que había sido desalojado por el Consejo de Estado, uno de los órganos de poder designados por la ONU.
Fuentes de Seguridad explicaron a Efe que el vicepresidente del CNG, Awad Abdel-Sadek, acompañado de un grupo de hombres fuertemente armados, entró en el edificio y tomó posesión de una de las alas principales.
La acción supone un duro golpe y un desafío al llamado gobierno de unidad libio, formado el pasado mes de marzo por el Consejo Presidencial designado por la ONU que en seis meses no ha logrado aún asentar su autoridad en el país, ni que el Parlamento en Tobruk le ceda la legitimidad que necesita para gobernar.
La cámara, único órgano de poder que conserva el reconocimiento internacional, está dominada por los diputados afines al mariscal Jalifa Hafter, jefe militar que se opone tanto al gobierno de unidad como al CNG.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que hace cinco años la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde en Bengasi y contribuyera militarmente a la caída del régimen de Muamar al Gadafi.
En la actualidad tiene dos gobiernos: uno en Tobruk, legalmente reconocido por la comunidad internacional, y otro en Trípoli, llamado de unidad nacional, al que apoyan la ONU y la Unión Europea (UE) y que busca del reconocimiento popular e internacional del que todavía carece.
Del conflicto han sacado provecho los grupos yihadistas, y en especial la Rama Libia del Estado Islámico (EI), que en apenas un año ha avanzado desde su bastión en Derna (oeste de Libia) hacia las ciudades de Bengasi (la segunda en importancia del país) y Sirte, en la costa centro.
En Sirte, milicias afines al gobierno de unidad -lideradas por la ciudad de Mirata- tratan desde mayo de expulsar por la fuerza de las armas a los fanáticos musulmanes que tomaron la ciudad en febrero de 2015. Trípoli, 14 oct (EFE).-