Moscú, 18 sep (EFE).- El partido oficialista Rusia Unida, pilar del régimen del presidente Vladímir Putin, volvió a arrasar en las elecciones legislativas celebradas hoy en el país, en las que el desencanto de muchos electores llevó a la participación más baja de las últimas citas electorales.
Rusia Unida, presidido formalmente por el primer ministro, Dmitri Medvédev, volverá a ser el mayoritario en la Duma (Cámara baja parlamentaria), a la que solo accederán, además, los tres partidos de la «oposición pro-Kremlin» que apoyan generalmente al Gobierno.
Según el sondeo del Centro de Estudios de Opinión Pública (VTSIOM), Rusia Unida obtendría el 44,5 % de los votos, seguido del Partido Liberal Democrático (PLDR) del ultranacionalista Vladímir Zhirinovski (15,3 %), el Partido Comunista (14,5 %) y el socialdemócrata Rusia Justa (8,1 %).
En otro sondeo difundido casi simultáneamente, el partido de Putin aún obtendría un mejor resultado, el 48,7 % de los votos, pero el Partido Comunista mantendría su segunda posición en la cámara, con el 16,3 %, y el PLDR quedaría en tercer lugar (14,2 %), seguido de Rusia Justa (7,6 %).
En cualquier caso, ningún partido de la oposición extraparlamentaria lograría el 5 % mínimo necesario para acceder al Parlamento.
A falta de conocerse los resultados oficiales -que comenzaron a anunciarse tras cerrar las últimas urnas en Kaliningrado, la región más occidental de este inmenso país con once husos horarios-, el líder del Kremlin ya dio por hecha una victoria que parece incontestable.
«Ya se puede anunciar con seguridad. El partido ha logrado un muy buen resultado. Ha ganado», dijo Putin en la sede de Rusia Unida.
«Y sabéis lo que pienso: sabemos que la vida no es fácil para para la gente y que hay muchos problemas sin solucionar, pero la gente vota de todas formas por Rusia Unida. La gente quiere estabilidad».
Putin reconoció que la participación electoral «no ha sido la más alta», aunque consideró que no está mal, a pesar de que los datos correspondientes a tres horas antes del cierre de las últimas urnas arrojaban una afluencia de solo el 39,7 %, según informó la Comisión Electoral Central.
A esa misma hora, en las pasadas elecciones legislativas de 2011, había votado el 50,4 % del electorado.
Los electores desertaron de las urnas especialmente en Moscú y San Petersburgo, las dos principales ciudades del país, donde dos horas antes de cerrar los colegios la participación apenas alcanzaba el 28,62 % y el 25 %, respectivamente, casi la mitad que hace cinco años.
Fue precisamente en las grandes ciudades donde, tras las sospechas de fraude en los comicios de 2011, salieron a la calle a protestar las clases medias urbanas.
Los buenos resultados de Rusia Unida, sin embargo, parecen demostrar que el descontento de parte de la población por la crisis económica, los efectos de las sanciones occidentales, la fuerte devaluación del rublo y otros problemas no han hecho mella en la popularidad del jefe del Kremlin.
La península de Crimea participó por primera vez en unas elecciones rusas desde su anexión en 2014, a pesar de las protestas de Ucrania, y precisamente fue esta «reincorporación» a la Federación Rusa la que marcó el punto más alto de la popularidad del presidente ruso.
En los comicios de hoy concurrían 14 partidos y por primera vez desde 2003 se celebraron con un sistema mixto: de los 450 diputados, 225 son elegidos por listas de partido y los otros 225 por circunscripciones mayoritarias unipersonales, que quizás podrían dar algún diputado a los partidos opositores como el liberal Yabloko.
El Kremlin se marcó como prioridad garantizar que no se repitieran las protestas masivas que siguieron a los comicios de 2011 tras las denuncias de fraude, pero también que no quedaran dudas sobre la limpieza del proceso.
La presidenta de la CEC, Ela Pamfílova, dio por «legítimos» las comicios parlamentarios.
«No se han presentado pruebas concretas» que sostengan las denuncias de irregularidades «que pongan en duda la legitimidad de las elecciones», dijo Pamfílova al cierre de los colegios electorales.
Virginia Hebrero