La violencia física y sexual contra las mujeres es un problema todavía «muy extendido» en América Latina, según Alessandra Guedes, coautora de un estudio que revela que en algunos países afecta a la mitad de las consultadas.
«No son números de lo que estamos hablando sino de una gran cantidad de mujeres que lo sufren a diario», dijo en entrevista con Efe Guedes, asesora regional de violencia interfamiliar para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y una de las autoras del estudio de violencia de género que se presentará el próximo marzo en la Comisión del Estatus de la Mujer de Naciones Unidas.
Guedes señaló que en algunos países los niveles de violencia «son increíbles», como en Bolivia, donde el 53 por ciento de las mujeres afirman haber padecido algún tipo de violencia física o sexual por parte de sus parejas.
Además, advierte que los datos podrían ser incluso mayores ya que en ocasiones el miedo a represalias en el hogar o a que la información pueda filtrarse lleva a las mujeres a no denunciarlo.
El estudio ha analizado los datos de encuestas nacionales realizadas a 180.000 mujeres en una docena de países.
Después de Bolivia, Colombia es el más afectado con el 39,7 por ciento de las mujeres que dice haber sufrido malos tratos por su pareja; seguido de Perú (39,5 %); Ecuador (32,4 %); Nicaragua (29,3 %); Guatemala (27,6 %); El Salvador (26,3 %); Paraguay (20,4 %); Jamaica (19,6 %) Haití (19,3) y República Dominicana (17 %).
En el caso de Honduras el 9,9 por ciento dijo haber sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas durante los últimos 12 meses previos a la encuesta.
No obstante, según Guedes, no se trata de apuntar a los países sino de buscar soluciones.
Los expertos han detectado que el factor de riesgo más consistente es la experiencia de haber sido testigo de la violencia en contra de sus madres cuando eran niñas.
«Sabemos que la violencia no tiene una sola causa» por eso apunta que en vez de centrarse sólo en factores individuales como el económico, el educativo o el étnico es necesario también analizar la familia, la sociedad y la comunidad.
Los datos revelan que «la raíz de la violencia de las mujeres está en los papeles desiguales de género, en sociedades que promueven la sumisión de la mujer y la dominación por parte del hombre», por lo que cualquier acción según los expertos requiere promover la igualdad de género y el fomentar el papel de la mujer.
De las mujeres que indicaron haber sufrido algún tipo de violencia entre el 28 por ciento y el 64 por ciento dijeron que nunca había buscado ayuda, ni había contado su situación a nadie por vergüenza, por miedo a represalias o no saber dónde ir.
En este contexto, la educación en las escuelas y la justicia para evitar la impunidad son fundamentales, según la experta, para acabar con esos roles pero además el sistema sanitario «tiene un papel muy importante que jugar (…) que sepan que las vamos a ayudar».
Guedes subrayó que «no es responsabilidad de un servicio de salud hacer que la mujer salga de esa relación, la mujer tiene autonomía y tiene que ser respetada, pero la podemos ayudar a ver que eso no es una parte normal de ser mujer o estar en una relación, y no es ella la culpable».
Y es que las mujeres suelen acudir al sector sanitario bien por el embarazo o por el cuidado de los niños, más que los hombres. Por eso se han puesto en marcha iniciativas en la atención pediátrica para detectar factores de riesgo.
De hecho, «existe bastante violencia durante el embarazo llegando a ser más común que otras condiciones de la salud como la preclamsia (presión sanguínea alta)».
Según los datos recopilados, la violencia durante el embarazo es del 11,3 % en Perú; el 9,7 % en Colombia; el 6,6 % en República Dominicana y el 5,6 % en Haití, por eso Guedes considera que la atención prenatal «sería un momento adecuado para ofrecer respuestas a las mujeres que sufren violencia».
La OPS busca fortalecer los mecanismos durante la atención primaria; mejorar la calidad del acceso a los programas de prevención y respuesta a las víctimas, así como la calidad de recopilación de datos para diseñar políticas y programas adecuados.
El mensaje de Guedes y su equipo a las mujeres que sufren abusos es que «no están solas, que desafortunadamente este es un fenómeno que afecta a millares de mujeres en la región y alrededor del mundo» y sobre todo que «la violencia no es culpa de quien la sufre».
Elvira Palomo/Washington, 29 ene (EFE).-