El «modus operandi» del atentado que costó anoche la vida a al menos 84 personas en Niza responde al que preconizan los grupos yihadistas, por lo que las autoridades francesas los consideran inspiradores del crimen, a falta de reivindicación y de que se hallen vínculos con su autor.
«Aunque el atentado todavía no se ha reivindicado, este tipo de acciones se corresponden muy exactamente a las permanentes llamadas a matar» de los grupos yihadistas, indicó el fiscal antiterrorista, François Molins, en una comparecencia ante los medios en Niza, en el sureste de Francia.
La investigación ha determinado que el autor de la masacre es Mohamed Boulhel, tunecino de 31 años, residente en Niza y padre de familia, que alquiló en la vecina localidad de Saint-Laurent-du-Var un camión frigorífico de 19 toneladas el pasado día 11, con el que anoche irrumpió en el paseo de los Ingleses abarrotado de gente.
En el interior del vehículo se encontró un permiso de conducir y una tarjeta de crédito que facilitaron su identificación.
Boulhel, conductor y repartidor, estaba fichado por delitos comunes de violencia, incluso había sido condenado en marzo a seis meses de cárcel exentos de cumplimiento por agresión violenta, pero no figuraba en ninguno de los ficheros de radicales islámicos.
Moulins indicó que ahora se trata de determinar si el autor de la masacre contaba con cómplices o si tenía vínculos con los grupos terroristas que, al parecer, inspiraron su atentado.
El fiscal antiterrorista aseguró que las cámaras de vigilancia de la ciudad, una de las que más tiene del país, han permitido trazar el recorrido que llevó a Boulhel a cometer el atentado.
El camión estuvo tres días aparcado en una zona del este de la ciudad hasta que el autor de la masacre acudió en solitario a las 21.34 (23.34 GMT) en bicicleta a recogerlo.
Se dirigió con él al centro de la ciudad hasta que irrumpió sobre las 22.45 horas en el paseo de los Ingleses, abarrotado de gente que había acudido a presenciar los tradicionales fuegos artificiales de la fiesta nacional francesa.
Se saltó la valla de seguridad y aceleró para llevarse por delante a cuantos viandantes encontró.
A lo largo de dos kilómetros, entre los números 11 y el 147 del paseo marítimo, atropelló a numerosas personas, hasta que a la altura del lujoso hotel Negresco tres policías comenzaron a dispararle.
Aun avanzó unos metros más hasta que fue abatido frente al Palacio del Mediterráneo.
En la cabina del camión se encontró una pistola automática del calibre 7,65 milímetros, un cargador, cartuchos de ese calibre gastados y no gastados, una segunda pistola automática falsa, dos réplicas de fusiles de asalto kalashnikov y M16 y una granada desactivada.
La policía francesa registró el domicilio del autor de la masacre y puso bajo arresto a su expareja para interrogarla, según indicó el fiscal.
Los investigadores poseen información procedente del teléfono móvil encontrado en el camión, además de documentación y material informático que requisaron en su domicilio.
Pero carecen por el momento de ninguna prueba que demuestre su vínculo con el yihadismo, al tiempo que tampoco se sabe cómo se procuró el arma.
Pese a ello, y a que según confirmó Molins todavía no hay reivindicación, las autoridades francesas apuntaron desde el primer momento al islamismo radical como causante del atentado.
El presidente, François Hollande, lo reiteró hoy tras visitar un hospital que acoge a algunos de los heridos en Niza y el centro de crisis abierto en la ciudad.
Tampoco la oposición conservadora parece tener dudas de la motivación de la masacre y reprochó al Gobierno socialista no haber sacado las conclusiones de los atentados contra el semanario «Charlie Hebdo» en enero de 2015 y de París y Saint Denis de noviembre pasado.
arís, 15 jul (EFE).-
Luis Miguel Pascual