El secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de EE.UU., Julián Castro, y el de Trabajo, Thomas Pérez, llamaron hoy a la comunidad latina a participar en las elecciones legislativas y presidenciales de noviembre con el fin de perpetuar el legado del presidente Barack Obama.
«Demasiada gente ha luchado y muerto por el derecho a votar como para que no sea tomado en serio», consideró hoy Pérez, que junto a Castro ha sonado como posibilidad para ser nominado por la virtual candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, como su compañero de fórmula a la Vicepresidencia de Estados Unidos.
Por su parte, Castro resaltó que «todavía queda mucho trabajo por hacer» para eliminar las desigualdades entre estadounidenses.
«Debemos hacer nuestra nación más competitiva, tenemos una obligación moral, un deber para que todos los estadounidenses, sin importar el color de piel, su lenguaje o su lugar de residencia puedan lograr lo que quieren si han trabajado duro», resaltó Castro durante su intervención.
En alusión a la matanza de Dallas (Texas), en la que murieron cinco policías, Castro destacó que la «indignación» y la «rabia» de los últimos días recuerda la «necesidad urgente» de trabajar «juntos» para lograr un futuro mejor para todos los estadounidenses, sin importar su color de piel.
Los miembros del Gobierno de Obama e importantes legisladores del Congreso de Estados Unidos coincidieron en los retos que enfrenta la comunidad hispana: restricción del derecho al voto, unos costes universitarios difíciles de afrontar, una reforma migratoria estancada y una gran desigualdad salarial.
«Con más frecuencia que los blancos, los estudiantes latinos tienen que pedir dinero prestado para educación y eso es duro. Es duro tener que pagar por la universidad, pero es doblemente duro para los latinos», consideró la senadora Elizabeth Warren, otro de los nombres que suenan en las quinielas como potencial candidata a vicepresidenta junto a Clinton.
Por su parte, el senador Dick Durbin puso el foco durante la cumbre en el derecho al voto de los hispanos.
Según la Asociación Nacional de Funcionarios Electos y Designados (NALEO), las leyes implementadas por estados conservadores harán más difícil votar a 875.000 hispanos, que tendrán que mostrar nuevos carnés de identidad para demostrar que son estadounidenses supuestamente con el fin de evitar el fraude electoral.
Esta circunstancia es posible desde que en 2013 el Tribunal Supremo invalidara la sección 5 de la Ley del Derecho al Voto, que obligaba a algunos estados y condados considerados de «tradición discriminatoria» a recibir permiso del Gobierno antes de llevar a cabo cualquier modificación electoral.
Para varias organizaciones, la decisión del Supremo truncó una parte esencial de la Ley del Derecho al Voto, que permitía al Gobierno eliminar las trabas que los estados ponían a los negros para votar, un derecho que tenían desde 1870 pero que no podían ejercer por la represión, entre otros, del Ku Klux Klan.
«La batalla no ha terminado cuando se trata de los derechos al voto. Todavía continúa porque los legislativos estatales de todo el país están lanzado obstáculos en el camino de los votantes minoritarios», señaló Durbin, senador que representa al estado de Illinois en el Senado.
«De lo que se trata no es del fraude en las votaciones, sino de desalentar a los votantes porque el otro partido no se ha dado cuenta de los cambios en la demografía de EE.UU.», reprochó Durbin.
Durante años el voto hispano recibió el sobrenombre de «gigante dormido» por el bajo porcentaje que acudía a las urnas, pero que ha aumentado mucho en las últimas dos décadas.
Queda por ver si, en estas elecciones, los llamamientos a votar de importantes miembros del Gobierno de Obama y las ofensas del virtual candidato republicano Donald Trump despiertan definitivamente al «gigante dormido» y los hispanos acuden en masa a las urnas para elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Washington, 14 jul (EFE).-