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Netanyahu obtiene una ajustada victoria aunque podrá de nuevo formar gobierno

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El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ganó hoy las elecciones generales en Israel con 31 diputados, un incómodo margen que le supondrá mayores complicaciones a la hora de formar gobierno ante el ascenso de los partidos de centro e izquierda y el menor apoyo del esperado para la ultraderecha.
La gran sorpresa de las elecciones ha sido la inesperada irrupción del partido de centro Yesh Atid, del conocido experiodista Yair Lapid, que con 19 escaños se convierte en segunda fuerza política, superando al histórico Partido Laborista (15), con alrededor del 75% escrutado.
La formación ultraderechista Habait Hayehudí, del carismático Naftali Bennett, a quien todos los sondeos concedían un imparable ascenso electoral hasta situarse incluso en segunda posición, quedó finalmente en cuarto lugar (11) por detrás de los ultraortodoxos sefardíes del Shas (12).
El partido de Lapid recogió gran parte de los votos del Kadima, principal partido de la oposición en la última legislatura y que ha quedado relegado a unos ínfimos dos escaños.
La cuestión se centra ahora en la coalición que podría formar Netanyah con el intrincado escenario parlamentario que han dibujado las urnas.
Poco después de conocerse los sondeos a pie de urna tras el cierre de los colegios electorales, el primer ministro se apresuró a telefonear a Lapid para decirle que juntos «pueden hacer grandes cosas por el Estado de Israel» y ya ha convocado reuniones para el próximo jueves.
Sin embargo, Lapid evitó referirse a posibles coaliciones durante su breve intervención en la noche electoral y se limitó a afirmar que los ciudadanos de Israel «han dicho no a la política del miedo y el odio, no al radicalismo y a la anti-democracia».
«Esta noche ha recaído sobre nuestros hombros una gran responsabilidad», dijo Lapid ante sus seguidores en Tel Aviv sobre los 17 escaños que obtendrá su partido.
Netanyahu, que comenzó curiosamente su intervención al mismo tiempo que Lapid, aseguró que ve «muchos socios» para formar «el Gobierno más amplio posible».
«Veo muchos socios para esta misión. Estrecharemos la mano para un Gobierno amplio y, con la ayuda de Dios, triunfaremos juntos», declaró en un breve discurso ante sus seguidores en Tel Aviv.
Asimismo, dijo que esta misma noche comenzará a trabajar para formar un Ejecutivo de coalición plural.
«Me habéis dado la oportunidad por tercera vez de gobernar el Estado de Israel. Es un gran privilegio, pero también una gran responsabilidad», agregó.
Por su parte, la líder del Partido Laborista, Shelly Yajimovich, que cosechó un pobre resultado respecto a sus expectativas, prometió hacer «todo lo posible» para montar una coalición que saque del poder al actual jefe del Ejecutivo.
«Hay muchas posibilidades de que mañana por la mañana Netanyahu no pueda formar Gobierno y haré todo lo posible para que así sea y formar un Gobierno social que lleve a cabo un proceso de paz», dijo a sus seguidores en Tel Aviv, que coreaban «Bibi a casa», en referencia al nombre de pila del primer ministro.
Yajimovich señaló que había telefoneado al resto de líderes de las formaciones de centro y izquierda, además de a los ultraortodoxos con la intención de formar una coalición alternativa a Netanyahu.
La única posibilidad que tendría el bloque de centro izquierda de formar un gobierno alternativo sería la de lograr el apoyo de los ultraortodoxos, que han visto potenciado su papel de fuerza clave en las alianzas políticas.
Sólo un posible acuerdo entre la coalición Likud Beitenu, Lapid y Bennett dejaría a los ultraortodoxos fuera de un posible Gobierno.
Uno de los tres líderes del Shas, Eli Yishai -el más proclive a pactar con la derecha- afirmó que recomendará a Netanyau como jefe de Gobierno.
«Lo dijimos antes de las elecciones y no cambiamos nuestra posición. Recomendaremos a Benjamín Netanyahu como jefe de Gobierno», dijo Yishai, ministro de Interior, mientras que otro de su trío dirigente, Aryeh Deri, abogó por que el partido «hable en nombre de los que no tienen».
Netanyahu podría ser por tercera vez jefe de Gobierno si sumase a sus 33 diputados y los 12 de Shas el apoyo de otro partido ultraortodoxo, el ashquenazí Judaísmo Unido de la Torá (7), y los 11 de Habait Hayehudí.
Sea como fuere, pocas veces en la historia política israelí de los últimos años la formación de gobierno tras las elecciones generales ha presentado un abanico tan amplio de posibilidades.
Javier García/Jerusalén, 22 ene (EFE).-

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