Guatemala, 28 dic (EFE).- Gustavo Alejos Cámbara, quien fue secretario privado del expresidente de Guatemala Álvaro Colom y es acusado de liderar una red de corrupción, defendió hoy su inocencia y aseguró que su único pecado fue bajar los precios de los medicamentos que su empresa comercializaba.
«Yo no soy un operador, sino un gerente de mis empresas», proclamó el empresario durante la celebración de la audiencia de primera declaración, después de presentarse este lunes de manera voluntaria en los juzgados tras permanecer prófugo de la Justicia durante dos meses.
Alejos es acusado por el Ministerio Público (MP-Fiscalía) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) de ser uno de los operadores principales de la red de corrupción denominada «Negociantes de la Salud», por la que ya fueron enviadas a prisión preventiva 11 personas y que presuntamente favorecía a determinados proveedores de medicinas a cambio de comisiones.
El empresario, ligado a varias farmacéuticas, según las autoridades se «aprovechaba» de la «posición privilegiada» de algunos funcionarios dentro del seguro social e incluso «realizaba gestiones» para que los médicos recetaran «un mismo medicamento».
Alejos es señalado de los delitos de asociación ilícita, tráfico de influencias y cohecho activo por la parte acusadora, que con base en las pruebas presentadas -escuchas, documentos e informes contables- estableció la supuesta participación del empresario en la trama.
La Fiscalía presentó este lunes varias escuchas telefónicas en las que se ponía de relieve la relación de Alejos con directores y financieros del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), así como su vinculación con varias empresas proveedoras del mismo, como Droguería Colón, Evolución Farmacéutica S,A y Sabiapharma S.A..
Según la acusación, el empresario ejercía de mediador favoreciendo la contratación de estos proveedores a cambio del cobro de comisiones.
Durante su declaración, celebrada en el Juzgado Sexto Penal, el exsecretario presidencial insistió en repetidas ocasiones en que no tiene ningún vínculo con ningún directivo, por lo que no existe el delito de tráfico de influencias, y que algunas de las pruebas son «suposiciones» o conjeturas, no hechos.
«Usted cree -manifestó a la jueza Mélida Vásquez- que si yo tuviera tráfico de influencias tardarían tanto en adjudicarme un contrato, cuando yo tengo mejores precios», argumentó en su defensa el acusado, y agregó que su preferencia es «trabajar solo», por lo que se considera «un director y un gerente» de las compañías y «no un operador. Jamás me uní a ningún grupo».
«Yo no sé si es o no un pecado, licenciada, vender más barato», apuntó el empresario, quien se mostró indignado porque las autoridades lo hayan puesto como «cabecilla de la trama».
La presunta red de corrupción, que operaba en el Instituto de Seguridad Social, fue desarticulada en octubre por la Fiscalía y la CICIG.
El exsecretario privado de Colom (2008-2012) logró evadir entonces a las autoridades, estuvo prófugo de la Justicia desde el pasado 27 de octubre y tres días después se emitió en su contra una alerta internacional.
«Creo que no es pecado vender más barato, sino al revés», repitió el exsecretario presidencial, quien dijo además sentirse defraudado por sus supuestos amigos y compañeros: «Cuando uno está en esta situación todo el mundo le da la espalda a uno».
«Yo aquí me declaro inocente», sostuvo.
La jueza, que decidió aplazar para este martes la audiencia, debe decidir, tras escuchar a las partes, si Alejos, hermano del expresidente del Congreso de Guatemala y actual diputado, Roberto Alejos, queda o no ligado a proceso.