El pasado 2012 fue el más caluroso jamás registrado en EE.UU. -excluyendo Alaska y Hawai-, con una temperatura media de 13 grados, más de 1,5 grados por encima de la media del siglo XX, según los servicios de meteorología de la administración estadounidense.
La Administración Nacional de Océanos y la Atmósfera (NOAA, por su sigla en inglés) publicó hoy un comunicado con estos datos, que relaciona directamente con el proceso de cambio climático, y que considera «una prueba convincente».
«El récord de temperaturas del año pasado es claramente sintomático de un cambio climático», indicó el director del centro de datos de NOAA, Thomas R. Karl, quien destacó cómo los estadounidenses de las últimas generaciones han podido observar un «calentamiento progresivo» del clima durante su propia vida.
«Esto no había sucedido jamás hasta ahora», señaló Karl, quien matizó que no «necesariamente» cada estación ni cada año de ahora en adelante «romperá todos los récords» de temperatura, pero sí será algo que empiece a repetirse «con mucha frecuencia».
Entre junio de 2011 y septiembre de 2012, por ejemplo, las temperaturas se mantuvieron invariablemente por encima de lo habitual en cada mes, algo que no había ocurrido nunca desde que la administración estadounidense comenzó a guardar este tipo de registros en 1895.
Los 13 grados de media de 2012 se sitúan medio grado por encima del último «récord» registrado, en 1998.
Por otra parte, 2012 también fue el segundo año de todos los registrados que presentó unas condiciones climáticas «más extremas» -sólo por detrás de 1998- una calificación que NOAA hace tras evaluar las temperaturas, las precipitaciones y la magnitud de los ciclones y tormentas tropicales.
La agencia federal registró el pasado año hasta 11 «grandes desastres» climáticos con un coste superior, cada uno de ellos, a los mil millones de dólares, entre los que se encuentran los huracanes Isaac y Sandy y las oleadas de tornados sucedidos en las grandes llanuras estadounidenses.
Por su parte, el bajo nivel de precipitaciones, unido a las altas temperaturas, tuvo un efecto altamente negativo sobre el sector agrícola estadounidense.
«Hasta la fecha, el Medio Oeste de EE.UU. se había mantenido relativamente húmedo, lo que había permitido paliar ligeramente los efectos de las elevadas temperaturas», indicó el director del centro de datos de NOAA.
Sin embargo, en 2012, «tanto las temperaturas diurnas como las nocturnas sobrepasaron toda clase de umbrales y las condiciones climáticas fueron de mayor sequedad de lo habitual, lo que supuso un doble palo a la agricultura», sentenció Karl.
Un ejemplo de este fenómeno es que, en el mes de marzo, los niveles de vegetación eran un 25 % superiores a lo normal para la época a causa de las altas temperaturas, pero gran parte de las cosechas se secaron por culpa de la severa o incluso «extrema» seguía registrada hasta en 39 estados.
Washington, 8 ene (EFE).-
