Buenos Aires, 10 nov (EFE).- Mauricio Macri, líder de la coalición conservadora Cambiemos y favorito en las encuestas para la Presidencia, afirmó hoy que Argentina no necesita «recetas del pasado» y rechazó la campaña del «miedo» del kirchnerismo porque «el camino de difamar no suma al debate público».
«No creemos que el futuro de Argentina esté en recetas del pasado», dijo el candidato conservador en un encuentro con corresponsales extranjeros.
«No creímos a este Gobierno cuando fue neoliberal ni cuando fue estatista-populista. Hay una vía intermedia», agregó Macri, que rechazó la llamada «campaña del miedo» lanzada por el kirchnerismo, que compara el programa económico de Cambiemos con las medidas aplicadas durante la última dictadura militar y al candidato conservador con los expresidentes neoliberales Carlos Menem (peronista) y Fernando de la Rúa (radical).
«Estamos en desacuerdo con esa metodología. El camino de difamar no suma al debate público», añadió Macri, que denunció que el oficialismo ha seguido esta estrategia durante los últimos diez años y «se ha demostrado que los ataques eran falsos».
«Cuando se pierde el debate de ideas, al perdedor le queda la calumnia», subrayó Marcos Peña, uno de los más estrechos colaboradores del candidato.
Macri rechazó también identificarse con la derecha política porque, apuntó, su partido, Propuesta Republicana (Pro), aliado de la Unión Cívica Radical en Cambiemos, es un «emergente de la crisis de 2001» y plantea «una relación de abajo hacia arriba» con la sociedad.
«Nuestra ideología es resolver, hacer y construir cosas concretas. Desarrollismo moderno del siglo XXI», afirmó.
Se mostró convencido de que Argentina se encuentra en vísperas de un «cambio político histórico» ante la segunda vuelta presidencial del próximo día 22 y confió en que Cambiemos logrará atraer a votantes indecisos y de otras fuerzas políticas, como de Una Nueva Alternativa (UNA), que lidera el peronista renovador Sergio Massa, e incluso del oficialismo.
«Los dirigentes de UNA nos han hecho más que un guiño diciendo que Argentina quiere un cambio», reconoció.
El candidato conservador restó importancia a las advertencias lanzadas desde sus propias filas sobre supuestos llamados a la violencia por parte del oficialismo si pierden las elecciones y llamó a sus simpatizantes a «movilizarse» hasta el último minuto de la campaña.
Pese a sus críticas contra el Gobierno de Cristina Fernández, por considerar que «ha mentido» a los argentinos y «ha planteado sistemáticamente el conflicto», reconoció que ha tenido también aciertos, como el aumento del presupuesto en educación, su apuesta por la ciencia y medidas como la asignación universal por hijo.
En materia de política interna, insistió en la necesidad de combatir la inflación, «que es una estafa para los que menos tienen y hay que bajarla lo antes posible», pero evitó dar detalles sobre cómo logrará rebajar un índice que organismos privados cifran por encima del 25 por ciento.
Tampoco concretó su programa sobre el llamado «cepo cambiario» impuesto por el Gobierno de Fernández o sobre una posible devaluación en caso de llegar a la Presidencia.
«La pregunta es cuántas reservas quedan y van a quedar el 10 de diciembre», cuando asuma el nuevo Gobierno, dijo.
Subrayó, como una de sus prioridades, la lucha contra el narcotráfico y denunció que la «negación» del problema que ha mantenido el actual Ejecutivo lo hace «cómplice» de la expansión del tráfico de drogas.
Apostó también por «impunidad cero» contra la corrupción y aseguró: «Si algún funcionario mío comete alguna irregularidad, seré yo mismo quien acuda al juez».
En política exterior, abogó por «diversificar las relaciones con el mundo», empezando por sus vecinos de Mercosur, especialmente por Brasil, porque «cuanto mejor le va a Brasil, mejor les irá a los argentinos».
«A (la presidenta brasileña) Dilma (Rousseff) le va a ser mucho más fácil ponerse de acuerdo conmigo», afirmó.
Mauricio Macri, alcalde saliente de la ciudad de Buenos Aires, parte en las últimas encuestas con una ventaja de entre 5 y 10 puntos frente al oficialista Daniel Scioli para la segunda vuelta de las presidenciales que vivirá Argentina el próximo día 22.
El ganador de los comicios tomará posesión el 10 de diciembre, tras doce años de Gobiernos kirchneristas.