Ciudad del Vaticano, 3 oct (EFE).- El Vaticano expulsará de la Curia a un sacerdote que ha declarado ser homosexual mientras que miembros de colectivos católicos gais se reúnen en Roma para pedir una «mayor inclusión» al Sínodo para la Familia.
El sacerdote polaco Krzysztof Charamsa es funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio) desde 2003, secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional, profesor de Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana.
Así lo ha declarado en una entrevista publicada en «Il Corriere della Sera» y en la que además revela que tiene pareja y que no teme las consecuencias de sus palabras.
La reacción no se ha hecho esperar y el portavoz vaticano Federico Lombardi avanzó que «ciertamente no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación ni en las universidades pontificias».
Su declaración ha sido calificada de «muy grave e irresponsable» al producirse el Sínodo Ordinario para la Familia, en el que obispos de todo el mundo debatirán hasta el 25 de octubre temas como el trato a los homosexuales o divorciados.
«Cabe señalar que -a pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos- la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de Sínodo resulta muy grave y no responsable», refirió Lombardi.
Según el portavoz, las palabras del sacerdote polaco apuntan «a someter a la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada».
Tras enterarse de su inminente destitución, Charamsa ofreció una rueda de prensa en la que dedicó su decisión a «muchísimos y fantásticos sacerdotes homosexuales que no tienen la fuerza de cumplir un gesto de liberación» como el suyo.
Mientras tanto, Roma acoge hasta mañana una conferencia que reúne a católicos LGBT de 31 países del mundo y que tiene por objetivo «promover el diálogo con la Iglesia», dijo a Efe uno de sus organizadores, el laico Andrea Rubera.
«El objetivo es tender puentes y diálogo con la Iglesia que promuevan la inclusión y finalmente una pastoral única e incluyente para las personas homosexuales y transexuales», aseveró.
Rubera subrayó que esta reunión «no tiene un afán antagonista sino de propuesta» porque -añadió- «nosotros formamos parte de la Iglesia, que es nuestra casa, y queremos contribuir a su cambio desde dentro».
En el acto han intervenido personalidades como el obispo mexicano de Saltillo, José Raúl Vera, quien reclamó a la Iglesia un «cambio en el lenguaje» que se dirige al colectivo LGBT.
«Hay un lenguaje que la Iglesia tiene que corregir cuando trata el tema de la homosexualidad. Hay un lenguaje que lleva a la gente a definir a un homosexual como una persona pecadora, degenerada y promiscua. Creo que tenemos que moderar nuestro lenguaje», opinó.
Se mostró convencido de que esta temática no se resolverá con ningún Sínodo sino con conferencias como la de Roma, en las que percibe «un proceso de organización en el mundo de las personas LGBT» católicas.
«El papa Francisco está hablando de las periferias existenciales, a las que tenemos que salir a atender a las personas que están siendo perseguidas y dañadas», señaló el obispo, que se interesó por este colectivo al conocer varias agresiones sufridas por gais.
También participó el jesuita chileno Pedro Labrín, quien señaló a Efe que «la doctrina de la Iglesia hoy en día no refleja la comprensión que la sociedad humana tiene de la diversidad sexual».
«Eso a los católicos -dijo- nos pone en una situación de desventaja porque no tenemos una respuesta pastoralmente adecuada a la problemática de la diversidad sexual. Tenemos que ponernos al día».
En definitiva, la cuestión homosexual ha protagonizado las vísperas del Sínodo y ha salido a relucir incluso en el reciente viaje pastoral que el papa ha realizado a Estados Unidos.
Y es que en su capital, Washington, el papa mantuvo sendos encuentros con una funcionaria que estuvo presa por negarse a expedir una licencia de matrimonio gay y con un antiguo alumno argentino y su compañero sentimental.
