Washington, 20 may (EFE).- Estados Unidos se mantuvo hoy firme en las exigencias de que su futura embajada en La Habana opere de forma similar a las que tiene en países como Rusia o China y que pueda entablar aún más contactos con cubanos, incluidos los disidentes, un día antes de acoger una nueva ronda de negociación con Cuba.
La secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para Latinoamérica, Roberta Jacobson, que lidera la negociación estadounidense para restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, habló sobre el tema en el Senado estadounidense un día antes de la cuarta ronda de conversaciones, que se celebrará este jueves en Washington.
«Aunque hemos hecho avances para restablecer las relaciones diplomáticas, aún no hemos llegado allí. Todavía hay asuntos pendientes que deben resolverse», dijo Jacobson en la audiencia ante el Comité de Relaciones del Senado.
Ambas partes se han mostrado optimistas ante la nueva ronda, pero todavía hay discrepancias: EE.UU. exige para sus diplomáticos una libertad de movimientos semejante a la que tienen en Rusia, China o Vietnam, mientras que Cuba quiere garantías de que no aprovecharán esa situación para establecer contactos con disidentes.
Respecto a ese último punto, Jacobson aseguró hoy que la relación que la Sección de Intereses estadounidense en La Habana mantiene «con la más amplia gama» de cubanos «aumentará una vez que se establezcan relaciones diplomáticas con Cuba».
Además, Jacobson aseguró que Estados Unidos quiere «tener una embajada en la que los diplomáticos puedan salir, viajar, ver el país y hablar con la gente», así como recibir y enviar paquetes.
«Nos aseguraremos de que la embajada se ajusta a la forma en que operamos en otros países que son entornos restrictivos», añadió.
La funcionaria dijo que, en esos países, los diplomáticos de EE.UU. tienen permisos de viaje que oscilan «entre las 24 horas y los diez días», y que su equipo hará «todo lo posible» para que su acuerdo con Cuba implique las menores restricciones de movimiento posibles.
El senador demócrata Robert Menéndez, de origen cubano y uno de los más críticos con la política de apertura a la isla, preguntó en la audiencia si EE.UU. exigirá que Cuba elimine el cordón de policía cubana que rodea su Sección de Intereses, y que, según dijo, puede «intimidar» a disidentes que quieran acercarse a la misión.
Jacobson se limitó a indicar que su Gobierno no abrirá una embajada «a no ser que creamos que la seguridad fuera de la embajada es apropiada para proteger la instalación, pero también permite dar la bienvenida a los cubanos de todo el país, como en otros países».
El presidente de Cuba, Raúl Castro, también expresó la semana pasada su preocupación por las «clases» a «periodistas independientes» que da la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana.
Al respecto, una alta funcionaria estadounidense, que pidió el anonimato, dijo el martes que los programas de EE.UU. de apoyo a la democracia en Cuba «han cambiado» desde su inicio en 1996 y «seguirán cambiando con el tiempo para reflejar la realidad».
No obstante, no precisó si Estados Unidos está abierto a cambiar esos programas como parte de la negociación con Cuba para la normalización de relaciones diplomáticas.
La reunión de este jueves en el Departamento de Estado es el primer encuentro bilateral de alto nivel desde la reunión entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro durante la Cumbre de las Américas de abril en Panamá.
El Gobierno cubano dijo el lunes que hay un «contexto apropiado» para la cita debido a la «justa decisión» de Obama de sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado, que se hará efectiva el próximo 29 de mayo.
También apuntó a los progresos para que la Sección de Intereses de Cuba en Washington recupere los servicios bancarios, de los que carecía desde marzo de 2014.
El martes, la alta funcionaria estadounidense que habló con la prensa en Washington afirmó que Cuba ya ha encontrado un banco para hacer sus operaciones en EE.UU., y medios locales informaron hoy de que se trata de la entidad Stonegate de Florida, pero el Gobierno cubano no ha confirmado por ahora esa información.
Jacobson volvió a pedir hoy al Congreso el fin del embargo comercial a Cuba, al tiempo que defendió que las nuevas regulaciones impulsadas por Obama ya están teniendo efectos en el sector privado de la isla y están «erosionando» la idea de que «Estados Unidos es responsable de las desventajas económicas del pueblo cubano».
Por su parte, el senador republicano Marco Rubio, también de origen cubano, condenó en la audiencia el plan de Obama para facilitar el viaje de los estadounidenses a Cuba, por considerar que muchos de sus gastos turísticos ensancharán las arcas estatales.