Sídney (Australia), 16 mar (EFE).- Vanuatu intenta recuperarse del paso del ciclón Pam, que ha devastado esta pequeña nación del Pacífico Sur, donde las autoridades y organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno luchan por llegar a las zonas más remotas para ayudar a los supervivientes.
«La magnitud de lo que pasó es difícil de entender porque hay poca información disponible (…) urge llegar pronto a las zonas remotas para saber si la gente sigue viva, necesita atención médica, agua, alimentos», dijo a Efe por teléfono desde la capital, Port Vila, Tom Perry, representante de Care Australia.
La tormenta tropical, de categoría 5 y considerada una de las más potentes que ha golpeado la región en los últimos años, ha causado al menos 6 muertos y 30 heridos en Port Villa, donde un 90 por ciento de las infraestructuras están dañadas.
Tanto las autoridades como las agencias humanitarias temen que el balance de víctimas por el paso del ciclón el pasado sábado aumente a medida que los equipos de rescate alcancen las zonas remotas del archipiélago para ayudar a los supervivientes.
«Estos días son críticos», aseguró Perry, quien explicó que en la capital «hay muchas personas sin casa que van a dormir a los refugios por las noches».
Cooperantes y personal humanitario describen un panorama devastador tras las primeras inspecciones con medios aéreos y por tierra, pese a las dificultades para desplazarse en unas carreteras que han quedado cortadas por escombros y árboles caídos.
El director de Save The Children en Vanuatu, Tom Skirrow, aseguró que los retos logísticos en Vanuatu superan a los provocados en 2013 por el tifón Haiyán en Filipinas, donde murieron 7.350 personas.
«Estuve en la respuesta del Haiyán y puedo decir con un cien por cien de seguridad que se trata de un problema logístico más difícil», dijo Skirrow, quien indicó que si bien la población es menor el porcentaje de afectados es mucho mayor.
Según Skirrow, unas 15.000 personas se han quedado sin hogar en Port Vila, mientras que los avistamientos aéreos sobre las islas remotas dan cuenta de una destrucción generalizada en esta nación de más de 250.000 habitantes.
«Estoy absolutamente seguro de que al menos 150.000 personas se han visto afectadas de forma significativa, es decir, están sin casa, y 75.000 de ellos serían niños», añadió Skirrow en declaraciones a la agencia AAP.
Las primeras inspecciones aéreas en las islas más remotas del archipiélago, como Tanna, donde viven unas 29.000 personas, revelan que la zona ha quedado en ruinas, según la jefa de la oficina regional de la Cruz Roja, Aurelia Balpe.
«Lo que han visto son muchos escombros, el follaje completamente destruido, muchos árboles arrancados de raíz. Todas las estructuras de techos ondulados de cinc están destruidas y las estructuras de cemento se han quedado sin tejados», dijo Balpe a Radio New Zealand.
Alice Clements, una de las representante de Unicef en Port Vila, aseguró a la misma emisora que los habitantes están comiendo raíces y frutas caídas de los árboles y advirtió de que estos alimentos durarán una semana.
El Gobierno de Vanuatu declaró el domingo el estado de emergencia en la provincia de Shefa, que incluye Port Vila, pero que se prevé que se extienda a todo el territorio de este país del Pacífico Sur a medida que se conozca el alcance de los daños.
Las autoridades intentan restablecer las comunicaciones y la electricidad, y llevar a cabo una enorme tarea de limpieza con la que cuentan con la ayuda de personal de organizaciones humanitarias que comenzó a llegar al país el domingo.
El aeropuerto de Port Vila reabrió ayer para recibir estos vuelos de la ayuda internacional y tras la llegada de aviones de Australia y Nueva Zelanda se espera hoy la de otras naves de estos países.
El presidente del país, Baldwin Lonsdale, que calificó el ciclón como «un monstruo», vinculó el Pam con el cambio climático, poco antes de partir de Japón, donde participó en la conferencia sobre desastres y emergencias que tuvo lugar el fin de semana en Sendai.
Lonsdale se comprometió a hacer que Vanuatu vuelva a ser de nuevo «un paraíso», aunque se tarde meses en reconstruir los daños del Pam, que se acerca a Nueva Zelanda pero ya sin la intensidad de un ciclón.
Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido y la Unión Europea han ofrecido ayuda económica a Vanuatu para hacer frente a los daños causados por este ciclón, que puede convertirse en una de las peores catástrofes humanitarias del Pacífico Sur.