Caracas, 21 ene (EFE).- El jefe de Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, presentó su informe de gestión del 2014, un año que cerró en recesión, tras prometer que el año 2015 será productivo aunque su modelo de economía socialista se mantendrá bajo los mismos estándares de control de divisas y del mercado.
Durante un discurso que se extendió por unas tres horas el presidente cumplió con la presentación de este informe conocido como Memoria y Cuenta en el que aprovechó para anunciar que el sistema cambiario se mantendrá el cambio oficial del dólar a 6,3 bolívares por dólar «para proteger la economía y la sociedad» venezolana.
El control de cambio de Venezuela, que opera desde el año 2003, y que en la actualidad se maneja con tres tipos de cambio, se mantendrá con el 6,30 por dólar el canje más bajo y otros «dos mercados» bajo un mecanismo que será explicado en los próximos días.
«He decidido trabajar en un sistema que atienda a los tres mercados de manera más eficiente (…) hay un primer mercado de necesidades alimentarias, de salud, fundamentales del país, garantizarlo con un dólar a 6,30», señaló.
Además, afirmó que se mantendrá un solo Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD) frente a los dos actuales, que atenderá a través de un mecanismo de subastas con un esquema de mercado para su fijación.
Sin embargo, señaló que existirá otro mecanismo que funcionará a través de las bolsas públicas y privadas, «donde concurra el sector privado y el sector público» que haga frente al mercado paralelo.
Rechazó, en este aspecto, lo que dijo le han propuesto algunos economistas que supuestamente le sugerían la creación de un único sistema cambiario con un tipo de cambio a 30 o 40 dólares y lo calificó de «inviable».
«Sería un autosuicidio colectivo de la economía del país», aseveró.
No obstante, convocó a «todos» los economistas y empresarios a participar en la construcción de un modelo productivo porque, dijo, ha visto «sincera preocupación en algunos sectores que no son de izquierda, no son revolucionarios, pero están haciendo recomendaciones».
Informó que conformará un «equipo especial de diálogo, debate y asesoría del Estado Mayor Económico» que preside y convocará a «economistas, opinadores, nacionales e internacionales».
Maduro hizo los anuncios cinco días después de llegar de una gira de doce días por países petroleros, un periplo en el que consiguió financiación en «líquido» para «el desarrollo del país» y «amarrar» acuerdos en el área económica aunque no logró aún el consenso que buscaba para un plan que detenga la caída de los precios del petróleo.
El gobernante recordó que el presupuesto venezolano está planificado con un barril de petróleo, principal fuente de ingresos del país, a 60 dólares y que en la actualidad se encuentra en 40 dólares por lo que los ajustes se hacen necesarios.
Sin embargo, las medidas no fueron explicadas a profundidad por el presidente que solo concretó el hecho de que mañana se iniciará una actividad de supervisión y control de las empresas distribuidoras y mayoristas a las que ha acusado de ser las responsables del desabastecimiento de productos básicos en el país.
Aseguró que entiende la molestia del «pueblo» por las colas que deben hacer para conseguir los productos básicos y reiteró que todas esas situaciones irregulares en los comercios forman parte de la «guerra económica» que asegura existe contra su gestión para tratar de derrocarlo.
Parte de esa guerra económica, dijo, es también la «inflación inducida» que en la medición interanual se ubica en 63 % en un marco de contracción económica durante los primeros tres trimestres de 2014.
Anunció, además, un incremento de 15 % del salario de los trabajadores y pensiones que se hará efectivo el 1 de febrero próximo «el primer aumento del año».
Como otro anuncio el mandatario dijo que «ha llegado el momento» de tomar, la decisión de ajustar el precio de la gasolina a los venezolanos, y que su Gobierno presentará próximamente una propuesta para el aumento del combustible ante el Parlamento.
En el país petrolero un litro de gasolina de 95 octanos cuesta 0,097 bolívares, mientras que un litro de agua puede conseguirse en el mejor de los casos por 20 bolívares y es frecuente que un consumidor pague más dinero por la propina que da al vendedor que por el combustible, lo que Maduro describe como una «distorsión».