México, 24 dic (EFE).- Los padres de los estudiantes desaparecidos en México resistieron el frío y la lluvia para llevar hoy su demanda de justicia hasta las puertas de la residencia presidencial en Ciudad de México, y dejar en claro que para ellos no hay descanso en estas fiestas decembrinas.
A diferencia de otras movilizaciones relacionadas con el caso en las que han participado cientos de miles de personas de diversas organizaciones y causas, en esta ocasión sólo se congregaron ante la residencia oficial de Los Pinos familiares de los desaparecidos y algunos activistas, sin llegar al centenar.
La protesta, denominada «Ni Navidad, ni año nuevo. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!» se inició a las 19.30 hora local (01.30 GMT del jueves) para exigir al Gobierno la presentación con vida de los estudiantes de una escuela rural para maestros que desaparecieron el 26 de septiembre en Iguala, sureño estado de Guerrero.
El portavoz de los padres, Felipe de la Cruz, dijo que el motivo del acto es resaltar que a casi de tres meses «de la desaparición forzada de los estudiantes, aún el Gobierno federal no ha dado una respuesta, ni siquiera una pista», que a ellos les tranquilice que los jóvenes serán hallados.
En una entrevista con Efe, De la Cruz afirmó que los padres no tendrán descanso hasta que aparezcan los muchachos «porque nos hace falta un miembro importante de cada una de las familias, y ahora cualquier Navidad, cualquier feliz Nochebuena, no la hay en nuestros corazones».
«Todo lo contrario; hay dolor, hay llanto en cada uno de nosotros, pero también mucho coraje y mucha rabia por la forma tan descarada en que el presidente de México salga a dar u mensaje de paz en México cuando sabe que nuestro país hoy en día vive en la inseguridad y en control de la delincuencia organizada», abundó.
Enfatizó que seguirán pidiendo al presidente Enrique Peña Nieto que aparezcan vivos los estudiantes, «porque fue el Estado quien cometió este crimen, fueron policías, fue el Ejército, porque también participaron, y estamos recordándole que su Navidad no va a ser feliz como él pensaba, porque no es feliz para nosotros tampoco».
Preguntado sobre si habían tenido acercamiento con alguna autoridad en Los Pinos, replicó que por el contrario «hay un reforzamiento de granaderos para no dejarnos pasar».
«Se les olvida a Peña Nieto y a (el secretario de Gobernación, Miguel Ángel) Osorio Chong que nuestro movimiento ha sido pacífico. No hemos cometido ningún delito, simplemente estamos exigiendo un derecho a la seguridad y un respeto al derecho a la vida, y ellos están violando la Constitución por no querer darnos paso a Los Pinos. Es un lugar que es del pueblo y público», declaró.
Asimismo, aseguró que no han tenido contacto con otras autoridades federales. «Por eso gritamos al aire libre que tenemos un presidente insensible, inhumano ante el dolor de los padres de familia», agregó.
Aseguró que los padres no pierden la esperanza de encontrar a los jóvenes con vida y que por eso siguen insistiendo en sus manifestaciones, y adelantó que el 26 de diciembre habrá una marcha nacional en apoyo a su lucha.
Los participantes del mitin gritaban consignas como «Ni el viento ni la lluvia detendrán esta lucha» y la que ya es lema de este movimiento: «¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!».
Ayer miércoles, los padres difundieron a través de las redes sociales un vídeo en que llamaron a la comunidad internacional a no olvidarse de sus hijos y a presionar al Gobierno mexicano para que dé respuestas luego de tres meses de incertidumbre.
Los 43 estudiantes desaparecieron la noche del 26 de septiembre tras varios ataques a tiros perpetrados por policías municipales a las órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, en los que además murieron seis personas y otras 25 resultaron heridas.
Según la investigación oficial, los jóvenes fueron detenidos por los policías y entregados al cártel Guerreros Unidos, que presuntamente los asesinó e incineró sus restos en un basurero de un municipio vecino a Iguala.
Los familiares no creen esta versión pese a que un laboratorio de Austria identificó a uno de los 43 estudiantes, Alexander Mora Venancio, gracias a una prueba de ADN practicada a restos óseos recuperados en el basurero.
El equipo de forenses de la Universidad de Medicina de Innsbruck advirtió hoy que no puede calcular cuánto tiempo se necesitará para identificar a más víctimas debido al mal estado de los restos humanos.
«Las probabilidades (de éxito) no se pueden cuantificar, pero en general son escasas porque las muestras son difíciles de analizar», explicó a Efe Walther Parson, el biólogo molecular forense que encabeza la investigación.