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El suicidio asistido de una joven enferma despierta la polémica en EE.UU.

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Una ambulancia en EE.UU. Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en el estado de Oregón, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un fármaco para morir sin dolor. EFE/Archivo
Una ambulancia en EE.UU. Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en el estado de Oregón, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un fármaco para morir sin dolor. EFE/Archivo

Washington, 3 nov (EFE).- El suicidio asistido de Brittany Maynard, la joven de 29 años enferma de cáncer terminal que acabó con su vida este sábado, ha despertado en Estados Unidos la polémica sobre el derecho a una muerte digna, una opción legal en cinco estados y en el candelero de otros como Connecticut y Nueva Jersey.
Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en el estado de Oregón, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un fármaco para morir sin dolor.
Esta opción fue aprobada este año en Vermont, en 2008 en Washington y en 1997 en Oregón, donde la ley «Muerte con Dignidad» permite morir a 70 personas al año, explicó a Efe Derek Humphry, una de las personas que redactó esta norma y expresidente de la Federación Mundial de Sociedades por el Derecho a Morir.
En Nuevo México y Montana, los tribunales federales no mostraron impedimentos para que se formulen leyes para la muerte asistida, aunque todavía no se ha desarrollado legislaciones para regular esta opción.
«No hay duda de que el caso de Maynard abrirá el debate», afirmó Humphry, quien utilizó las palabras «control y elección» para describir el suicidio asistido.
Humphry, autor del best-seller «Salida Final», dice entender «perfectamente» los sentimientos de Dan Díaz, el marido de la joven, porque él vivió la misma experiencia cuando, hace 40 años, su mujer utilizó una sobredosis de drogas para poner fin a un cáncer terminal.
«Debe de estar devastado pero al mismo tiempo tranquilo porque sabía que esta era la forma en la que Maynard quería enfrentarse a la inevitabilidad de la muerte».
Precisamente, hasta el día de su fallecimiento, Maynard persiguió el «objetivo de influir en la política por un cambio positivo para que todos los estadounidenses puedan morir con dignidad», según afirma en su último vídeo, difundido por la asociación no gubernamental «Compassion & Choices».
Con las fotos de su boda, que han corrido como la pólvora en las redes sociales, Maynard muestra una imagen muy diferente a la que la sociedad suele recibir sobre la eutanasia, afirmó en una entrevista en Medscape el profesor de la División de Medica Ética de la Universidad de Nueva York, Art Caplan.
«Ella habla a una audiencia joven, a una nueva generación de estadounidenses que han cambiado sus actitudes con respecto al matrimonio gay o al uso de la marihuana y quizás también cambie su forma de entender el suicidio asistido», apuntó.
La joven se convirtió en una activista a favor del derecho a una muerte digna y, según su web, consiguió contactar con legisladores de dos de los estados que se plantean aprobar nuevas leyes para regular la muerte digna, Connecticut y Nueva Jersey.
En estos y en otros tres estados (California, Colorado y Massachusetts), «Compassion & Choices» está llevando a cabo una intensa campaña para promover el suicidio asistido.
Según un estudio de la consultora Gallup, el 51 % de los norteamericanos apoya que los doctores «asistan a los pacientes a cometer suicidio», mientras que un 45 % está en contra.
Esta es la posición de una de las consejeras de la asociación «Derecho a Vivir», Jennifer Popik, quien en declaraciones a Efe consideró que las leyes que regulan el suicidio «amenazan con presión a las poblaciones enfermas y discapacitadas para impulsarles a quitarse la vida».
«Estas leyes no ofrecen a los pacientes ‘dignidad’, solo el abandono de los sanitarios y de las familias, que se supone que deben de cuidar a los pacientes y amarles hasta en los momentos más difíciles», argumentó.
A su juicio, la organización «Compassion & Choices» ha «explotado» la enfermedad de Maynard para promover iniciativas sobre el suicidio en otros estados.
El doctor de Biotecnología y Teología de la Fordham University de Nueva York, Charles C. Camosy, cree que «tristemente» este grupo conseguirá impulsar nuevas legislaciones.
«Estados Unidos es conservador y se basa en la libertad, la autonomía y la elección. Esos son exactamente los valores a los que está apelando Compassion & Choices», apuntó.
Sin embargo y a pesar de la atención mediática que ha captado el caso de Maynard, llamó a la prudencia y recordó que en 2012 un estado tan liberal como Massachusetts ya votó en contra de legalizar el suicidio asistido.

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