Gaza/Jerusalén, 26 ago (EFE).- Israel y el movimiento islamista Hamás llegaron hoy a un acuerdo para poner fin a cincuenta días de guerra en Gaza, que según fuentes egipcias y palestinas incluye el alivio paulatino del bloqueo económico y el asedio militar israelí que desde 2007 estrangula la Franja.
Nada más entrar en vigor, miles de personas se echaron a las destruidas calles de Gaza y a las tranquilas de Cisjordania para celebrar lo que calificaron de una «vitoria sin precedente» del pueblo palestino.
«No me importa si se ha logrado o no la victoria, si los milicianos derrotaron a Israel o si el país derrotó a la resistencia armada. Todo lo que quiero es ver cómo la destrucción de esta guerra termina y Gaza es reconstruida de nuevo y que la calma prevalezca», confesó a Efe Ahmed Shaban, ciudadano de 35 años de la ciudad de Gaza.
Cerca de un centenar de kilómetros más al oeste, en el centro de Ramala, Mohamad al Badri compartía la euforia de sus compatriotas en Gaza en una marcha plagada de banderas palestinas y del movimiento islamista.
«Israel ha aceptado todas las condiciones exigidas por los palestinos. Esta es una gran victoria para Hamás, estamos muy contentos», dijo a Efe Mohamed al Badri sobre un acuerdo que ha sido aplaudido de inmediato por EEUU y la comunidad internacional.
Pero no todo era euforia y felicidad en una Franja que durante 50 días ha sufrido intensos y continuos bombardeos en los que han muerto más de 2.100 palestinos, en su gran mayoría civiles y una cuarta parte de ellos niños, y más de 11.000 han resultado heridos.
«Ni Hamás ni Israel han alcanzado ninguno de sus objetivos. Esta guerra fue absurda, nos mantuvo con el miedo de ver a la muerte llegar para segar nuestras vidas en todo momento. Solo se ganó muerte, destrucción y dolor», lamentó Hanan Abu Jamus, una gazatí de 28 años.
«Gaza necesitará muchos años para recuperase, no sólo para ser reconstruida sino también para sanar psicológicamente a la población, sobre todo a los niños», criticó esta mujer, madre de tres hijos.
El acuerdo fue anunciado por Hamás en torno a las 17:00 horas local (14:00 GMT) y fue confirmado dos horas después por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y por el Gobierno egipcio, que ha mediado en su consecución.
Durante ese tiempo, la aviación israelí intensificó sus ataques en el sur de la Franja y las milicias palestinas multiplicaron los lanzamientos de cohetes y proyectiles de mortero contra el sur de Israel, intercambio en el que murió un civil israelí y tres palestinos.
Según el movimiento palestino, los términos del acuerdo incluyen un alivio del bloqueo israelí, tal y como exigían los palestinos antes del conflicto y como pedía desde hace meses el grueso de la comunidad internacional.
Este alivio incluye la apertura del paso fronterizo de Rafah -que quedará bajo el control de la ANP, como deseaban Israel y Egipto-, la ampliación de la zona de pesca y la relajación de las restricciones israelíes para salir de la Franja, explicaron a Efe fuentes palestinas.
Aplazada por un mes ha quedado la discusión de otros asuntos, como la reapertura del puerto y el aeropuerto, la liberación de prisioneros, la entrega de los cadáveres de los soldados israelíes caídos en esta guerra y en poder de las milicias, y según fuentes israelíes, el pago de salarios a los funcionarios de Hamás.
El acuerdo también fija las condiciones para la reconstrucción de Gaza, que según el presidente palestino, Mahmud Abás, es ahora la tarea más urgente.
En una rueda de prensa ofrecida en Ramala, Abás agradeció a Catar y al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el papel desempeñado durante las negociaciones y aseguró que la ONU iniciará de manera inmediata el envío de ayuda humanitaria al enclave, objeto de «una destrucción inimaginable».
Según datos de Naciones Unidas, más de 450.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas en la Franja, miles de las cuales han quedado destruidas o sufren daños estructurales que las hacen inhabitables.
Además, los bombardeos israelíes han destruido gran parte de la canalización de aguas y condenado a los gazatíes a la oscuridad, con apenas seis horas de electricidad al día.
Aunque no ha sido aún confirmado oficialmente, el acuerdo ha ahondado la brecha en la coalición de gobierno israelí y afectado a la popularidad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ahora deberá luchar por conservar su puesto.
Según el diario «Haaretz», los ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Economía, Naftalí Bennett, representantes de la extrema derecha nacionalista israelí y con capacidad para hacer caer el Ejecutivo, mostraron hoy su oposición al pacto.
Igual de crítica, Zahava Gal-On, dirigente del partido opositor de izquierdas Meretz, criticó a Netanyahu y culpó a su «irresponsable Gobierno» de haber puesto en bandeja la victoria a Hamás.
Por Saud Abu Ramadán y Javier Martín