Toronto (Canadá), 22 ago (EFE).- La reforma del sector energético mexicano supondrá una «revolución» para América del Norte, según el embajador de México en Canadá, Francisco Suárez Dávila, que considera que las relaciones entre su país y Canadá no se pueden reducir a la problemática de los visados impuestos por Ottawa.
En una entrevista con Efe, Suárez Dávila declaró que la reforma del sector energético mexicano «es una transformación histórica de México».
«Es una transformación con efectos sobre la estrategia de desarrollo económico de México. Una transformación que afecta la política exterior mexicana. Y una transformación medular de la relación de México con Canadá y EE.UU.», explicó el diplomático.
«Es una auténtica revolución en el contexto de América del Norte», añadió.
El embajador mexicano comparó la importancia de la apertura del sector energético mexicano a las inversiones extranjeras puesta en marcha por el presidente Enrique Peña Nieto con la entrada en vigor, hace 20 años, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá.
Pero Suárez Dávila también advirtió que, a la vista de los efectos menos deseados del TLCAN, México tiene que estar vigilante sobre la implementación de la reforma energética.
«Creo que a 20 años se podrá decir que la reforma energética de México, más todo lo que está pasando, será tan importante y tendrá tantos efectos en la relación entre México, Canadá y EE.UU. como la que tuvo TLCAN hace 20 años. Tanto en los aspectos positivos como en los aspectos que hay que cuidar», declaró.
«En el caso del TLCAN, los efectos positivos fueron una gran expansión del comercio y la inversión pero tuvo un impacto desigual en el territorio nacional. No se cuidó el aspecto de la desigualdad y hay zonas, sectores y grupos profesionales que avanzaron mucho y otros no tanto», matizó.
«Bien aplicada la reforma, a 20 años ofrece la posibilidad de una transformación fundamental de la relación entre México, EE.UU. y Canadá; y una transformación de fondo positiva de gran alcance entre México y Canadá» dijo el embajador.
La apertura mexicana coincide, según Suárez Dávila, con «una revolución energética en el contexto de Norteamérica» favorecida por la aparición de tecnologías que permiten explotar el «shell gas» así como depósitos en aguas profundas y el descubrimiento de grandes yacimientos en el Golfo de México.
El embajador mexicano dijo que estos factores permiten que México y Estados Unidos tengan a su disposición gas «a 4 dólares, la tercera parte de lo que cuesta en Asia o en Europa».
«Este gas barato permite fortalecer una nueva revolución industrial en los tres países. En EE.UU. y México se habla al menos de la reindustrialización de los dos países».
Pero Suárez Dávila añadió que la reforma del sector energético mexicano también «va a abrir posibilidades de intercambio educativo, tecnológico y universitario».
En este sentido, el embajador mexicano considera que la comunidad empresarial y académica norteamericana «se está adelantando a sus líderes» al concebir Norteamérica no como tres países con intereses encontrados, sino como «un vecindario en el que las relaciones bilaterales no compiten las unas con las otras» y en el que el sector energético puede actuar «como palanca».
Finalmente, Suárez Dávila dijo que es injusto reducir las actuales relaciones entre Canadá y México al contencioso sobre los visados impuestos por Ottawa a los ciudadanos mexicanos.
«Estamos trabajando en una agenda de gran alcance que no cubre sólo un tema», dijo Suárez Dávila, para quien la imposición de visados tiene que ser resuelta pero no puede definir las relaciones bilaterales entre los dos países.
En este sentido, el embajador afirmó que una reciente reunión celebrada en la capital mexicana entre altos funcionarios mexicanos y canadienses sobre el tema migratorio, «fue extremadamente constructiva, positiva y creo que vamos en la dirección adecuada».