Washington, 31 jul (EFE).- Una veintena de personas, entre activistas y líderes religiosos, fueron detenidas hoy frente a la Casa Blanca en una protesta pacífica de un centenar de defensores de los inmigrantes que se manifestaron contra las deportaciones.
Las detenciones se llevaron a cabo debido a una acción de desobediencia civil de los manifestantes, que se reunieron en el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, para pedir al presidente estadounidense, Barack Obama, que suspenda las deportaciones de inmigrantes, que ya suman más de dos millones durante su gestión.
Al canto de «Obama escucha, estamos en la lucha» y tras hacer un llamamiento «a favor de legalizar a todos los inmigrantes» y «humanizar la crisis de los niños centroamericanos», los activistas forzaron su detención con una acción de desobediencia.
El acto de desobediencia civil consistió en sentarse frente a la verja que circunda la residencia presidencial, algo prohibido, por lo que la policía procedió a arrestar a cerca de veinte activistas de los 130 que participaron en la acción.
Los manifestantes tenían todo organizado para efectuar su acto de desobediencia e incluso se habían identificados con una cinta blanca en el brazo derecho, también como expresión de rechazo a las «políticas migratorias inhumanas» de Obama.
Convocados por varias agrupaciones religiosas de todo el país, más de un centenar de activistas acudieron a la manifestación con pancartas a favor de «Acabar con las deportaciones», «Pelear por las familias» y pidiendo «Justicia con los inmigrantes».
Tras un servicio religioso presidido por varios obispos, pastores y rabinos, una centena de activistas a favor de la legalización de los inmigrantes unieron sus voces instando a Obama a actuar a favor de otorgar permisos de trabajo a los sin papeles y humanizar el trato hacia los menores indocumentados.
También corearon el lema «sí se puede» e instaron al presidente a recurrir a su autoridad ejecutiva, sin esperar a una acción del Congreso, para paliar la situación de vulnerabilidad de los once millones inmigrantes que se calcula residen ilegalmente en el país.
Ante la ausencia de una reforma migratoria en el Congreso, bloqueada en varias ocasiones por los republicanos, se agrava la crisis migratoria de menores que azota la frontera sur del país, por la que han atravesado en los últimos diez meses cerca a 60.000 niños no acompañados, la mayoría centroamericanos.
Hoy mismo, la Cámara de Representantes no llegó a someter a voto, como tenía previsto, un proyecto de ley planteado por los republicanos para otorgar fondos suplementarios destinados a la crisis fronteriza, al no lograr los conservadores los suficientes votos entre su propia bancada para aprobarla.
El nuevo líder de la mayoría republicana, Kevin McCarthy, indicó que en las próximas horas es «posible» que se produzcan nuevas votaciones, aunque aún no se ha tomado ninguna decisión.
El presupuesto planteado por los republicanos ascendía a 659 millones de dólares, la mayoría de ellos destinados a reforzar la seguridad fronteriza, y también acogía una modificación de la ley de tráfico humano aprobada en 2008 para acelerar las deportaciones de los menores centroamericanos.
