Benedicto XVI dijo hoy que Jesús no tenía ambición política y que «no quiere» que se le defienda con las armas y la violencia, «sino establecer su reino con el amor que da la vida, ya que su reino es diferente a los de la tierra y no se basa en las armas y la violencia».
El Pontífice hizo estas manifestaciones en la misa solemne que ofició en la basílica de San Pedro del Vaticano con los nuevos seis cardenales nombrados en su quinto consistorio, a los que exhortó a dar «prioridad siempre» a Dios y a su voluntad, «frente a los intereses del mundo y sus potencias».
En el día en el que la Iglesia celebra a Cristo Rey del Universo, coronación del año litúrgico, el papa recordó a Jesús ante Pilatos cuando le preguntó si era el «Rey de los Judíos» y Jesús le respondió que su reino «no se ha de confundir en absoluto con ningún reino político, ya que no es de este mundo».
«Está claro que Jesús no tiene ninguna ambición política. Jesús sabe que el reino de Dios es de otro tipo, no se basa en las armas y la violencia», afirmó el anciano Pontífice, de casi 86 años, al que en algunos momentos de la ceremonia se le notó cansado.
El papa Ratzinger subrayó que Jesús «no quiere que se le defienda con las armas», sino que quiere cumplir la voluntad del Padre hasta el final y establecer su reino «con la aparente debilidad del amor que da la vida».
Benedicto XVI agregó que el reino de Jesús no es el del dominio sino el de la verdad, justicia, amor y paz, y que quien esté abierto al amor y lo acepte podrá entrar en el reino de los cielos.
El papa manifestó que ser discípulos de Jesús significa «no dejarse cautivar por la lógica mundana del poder sino llevar al mundo la luz de la verdad y el amor de Dios».
Dirigiéndose a los nuevos cardenales, les dijo que les ha confiado una «ardua responsabilidad»: dar testimonio del reino de Dios, de la verdad, y que ello significa «resaltar siempre la prioridad de Dios y su voluntad frente a los intereses del mundo y sus potencias».
«Sed imitadores de Jesús, el cual, ante Pilatos manifestó su gloria: la de amar hasta el extremo, dando la propia vida por las personas que amaba».
Al comienzo de la misa, el cardenal estadounidense James Harvey, de 73 años, le expresó su gratitud y en nombre de los seis nuevos purpurados le confirmó la promesa de «total fidelidad al Evangelio y a él, así como la disposición a derramar hasta la última gota de la sangre si es necesario por el Evangelio («usque ad effusionem sanguinis»).
El cardenal Harvey resaltó que Josep Ratzinger cuando aceptó la elección como papa era conocido como uno de los grandes teólogos de nuestro tiempo, pero que ahora el mundo ha podido conocer mejor a Benedicto XVI «y ha entendido que su extraordinario conocimiento de la verdad de la doctrina cristiana se basa en una fe profunda».
«Su vida -prosiguió Harvey- es una lección de vida, que muestra que la teología más profunda no es la articulada sobre una mesa de estudio sino la elaborada de rodillas (rezando)».
Harvey agregó que la Iglesia existe para responder a la «gran misión» que es predicar el Evangelio y que los seis cardenales se comprometen a ser «perseverantes operadores y responsables» de la nueva Evangelización del mundo.
Los nuevos seis cardenales son Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá; James Harvey, hasta ayer Prefecto de la Casa Pontificia; Bechara Boutros Rai, patriarca de Antioquía de los Maronitas; John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuja; Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, y Baselios Cleemis Thottunkal, arzobispo de Trivandrum de la iglesia Siro Malankarese.
Con estos nombramientos, el Colegio Cardenalicio queda compuesto por 211 purpurados de los que 120 pueden participar en un eventual cónclave al tener menos de 80 años, como establece la normativa vaticana.
Los nuevos cardenales -dos son americanos, tres asiáticos y uno africano- tienen menos de 80 años, por lo que son electores.
Aunque Benedicto XVI ha potenciado esos tres continentes, Europa sigue teniendo el mayor número de representantes en el Colegio Cardenalicio: 117, de los que 62 son electores.
A la misa asistió el presidente del Líbano, Michel Sleiman; el vicepresidente de Filipinas, Jejomar Binay; el presidente del Parlamento de la India, P.J. Kurien; y el senador nigeriano David Mark, encabezando las delegaciones de los países de donde proceden los nuevos cardenales.
Por parte de Colombia asistió el nuevo embajador ante la Santa Sede, Germán Cardona.