Alemania espera la final del Mundial 2014 contra Argentina en medio de un optimismo desbordado que se expresa en los periódicos, en las declaraciones de viejas glorias del fútbol germano y también en la sensación que hay en las calles, en donde se espera que mañana la ‘Mannschaft’ obtenga su cuarto título mundial.
«Estos son los titulares que queremos leer después de la final», titula el popular diario «Bild» en última página donde hace una serie de propuestas en tono humorístico, partiendo de la base de que Alemania se impondrá en la final.
«El papa Francisco abdica de la vergüenza», «Putin devuelve Crimea por miedo al fútbol ofensivo alemán»o «Maradona estalla de ira tras el 8-0», son algunas de las propuestas irónicas del «Bild».
Más en serio, en sus páginas deportivas el mismo diario recoge opiniones de Jens Lehmann y Franz Beckenbauer, que ven a Alemania con clara ventaja ante la final de mañana.
«Vamos a ganar 2-0», pronostica Beckenbauer, campeón del mundo como jugador en 1974 y como entrenador en 1990, en un artículo para «Bild».
«Hasta ahora Jogi Löw lo ha hecho todo bien», escribió Beckenbauer.
Beckenbauer pone como ejemplo la decisión de reservar al comienzo del torneo a Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger, quienes llegaban tras lesiones.
«Eso fue inteligente», dice Beckenbauer.
El «Kaiser» Beckenbauer asegura, además, que el desarrollo del actual torneo le recuerda el de 1990 (Italia), en el que Alemania -con él como seleccionador- terminó consiguiendo el título al derrotar en la final a Argentina.
«A mí el desarrollo de Brasil me recuerda el de Italia’90. Allí empezamos muy bien con un 4-1 contra Yugoslavia, ahora con un 4-0 contra Portugal. Después vinieron, entonces y ahora, partidos no muy convincentes», dice.
«Sin embargo, ahora, incluso en los partidos contra EEUU, Ghana y Argelia, nunca tuve la sensación de que algo podía salir mal. De experiencias así el equipo saca confianza», escribe el «Kaiser».
Lehmann, por su parte, dice que espera una «victoria clara», lo que parece ser el tono de la mayoría de los pronósticos que ven al equipo alemán con la necesaria solidez psicológica y futbolística para imponerse a Argentina.
El diario «Süddeutsche Zeitung», en su edición de hoy, hace una comparación de los dos equipos posición por posición y ve una clara ventaja para Alemania en cinco posiciones, en tres posiciones una ligera ventaja para Argentina y un empate en otras tres.
En parte, la goleada contra Brasil (1-7) contribuyó a desbordar el optimismo y también el hecho de que los jugadores hayan visto ese capítulo sólo como un paso intermedio antes de la lucha definitiva por el título.
Además, los últimos enfrentamientos con Argentina en partidos oficiales, en cuartos de final en 2006 cuando Alemania se impuso por penaltis y en 2010 cuando los alemanes golearon por 4-0, han contribuido al que el respeto que se siente hacia los suramericanos ya no sea tan grande como en el pasado.
«Para decirlo sinceramente, todo habla a favor de que Alemania se convierta mañana en campeona del mundo», dice el comentario editorial del diario «Bild», que luego enumera cosas como la goleada ante Brasil, en comparación con el paso poco brillante de Argentina a la final, o el hecho de que hasta ahora Thomas Müller y no Lionel Messi sea la figura del torneo.
«Ahora nos toca. Nos lo hemos ganado, mañana tendremos el título y ya nos alegramos de un día histórico», dice el mismo diario.
A veces, los comentarios dan la sensación de que la final de mañana sea vista por muchos casi como una normalidad.
En todo caso, si se repasa la historia de Alemania en las finales mundialistas -mañana será la octava que juega- es claro que es una rareza que llegue a esa instancia siendo la favorita, incluso teniendo en cuenta las veces que ha ganado.
En Suiza’54, que ganó Alemania por 3-2, la favorita era Hungría; en Alemania’74, que ganó por 2-1, la favorita era la Holanda Cruyff; Sólo en Italia’90, que ganó por 1-0 ante Argentina, había cierto favoritismo para Alemania.
En las finales perdidas, tal vez con excepción de Inglaterra’66, el favoritismo estaba claramente del otro lado.
