Afganistán liberó hoy a 65 presos, una medida que EEEUU ha criticado duramente y que tensa las ya difíciles relaciones entre ambos países, que aún no han firmado un acuerdo militar tras la retirada a finales de año de la OTAN de suelo afgano.
«Las autoridades militares me han informado de la liberación de 65 presos de la prisión de Bagram esta mañana», dijo a Efe el jefe del Comité de Revisión de Penas de este centro penitenciario, Abdul Shakor Dadras.
La liberación de los presos se anunció hace semanas y desde entonces Estados Unidos se ha opuesto a la puesta en libertad de los prisioneros encarcelados por sus fuerzas militares cuando dirigía la prisión de Bagram, en manos afganas desde el año pasado.
«Los detenidos de este grupo de 65 personas están directamente implicados en ataques que han causado la muerte o heridas a 32 soldados estadounidenses o de la coalición y 23 miembros de las fuerzas armadas afganas y civiles», indicó el Ejército de EEUU en Afganistán en un comunicado.
«Han matado a hombres, mujeres y niños afganos», se explica en la nota, que añade: «creemos que algunos de los individuos que fueron liberados con anterioridad han regresado a la lucha».
En otro comunicado, la Embajada de Estados Unidos en Kabul afirmó que «el Gobierno afgano tiene la responsabilidad de las consecuencias de su decisión».
Pero el portavoz del fiscal general afgano, Abdul Basir Azizi, afirmó ayer que «nadie tiene el derecho de guiarnos o intervenir en las decisiones del fiscal sin pruebas».
«Estos presos fueron arrestados durante la guerra sin que hayan cometido ningún crimen y no hemos encontrado ninguna razón para que estén en prisión», dijo Azizi.
De acuerdo con el portavoz afgano, el Comité de Evaluación de Prisioneros revisó las penas de 88 presos y concluyó que 65 serían liberados porque no existen pruebas contra ellos.
La prisión de Bagram era una de las mayores prisiones de las fuerzas de EEUU en suelo afgano, fue transferida al Gobierno de Afganistán en marzo de 2013 y desde entonces más de 600 presos han sido liberados.
El presidente afgano, Hamid Karzai, denunció en numerosas ocasiones supuestas torturas por parte de las fuerzas extranjeras.
En enero de este año, Karzai afirmó en una rueda de prensa que Bagram es una «fábrica de talibanes» y un lugar donde personas inocentes están siendo «torturadas, insultadas y convertidas en peligrosos criminales».
Este episodio supone un nuevo escollo en las complicadas relaciones entre Estados Unidos y Afganistán, meses antes de las elecciones generales de abril y la retirada de las tropas de la OTAN en diciembre.
Estados Unidos y Afganistán negocian un acuerdo militar para la permanencia de tropas estadounidenses en el país asiático tras la salida de las fuerzas aliadas para que formen y den apoyo al Ejército afgano.
La Loya Jirga -Asamblea tradicional- aprobó el pasado noviembre el acuerdo, pero Karzai se niega a firmar el pacto hasta la celebración de los comicios, mientras que EEUU quiere que se rubrique cuanto antes.
La guerra en el país asiático se encuentra en uno de sus momentos más sangrientos desde su comienzo en 2001 cuando las tropas aliadas derrotaron a los talibanes.
En 2013 el conflicto causó la muerte a 2.959 y heridas a 5.656, un incremento respectivamente del 7 % y del 17 % en comparación con el año anterior, de acuerdo con la ONU.
La ONU relacionó el 74 % de las víctimas civiles a la actividad insurgente en el país, el 8 % a los militares afganos, el 3 % a la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) y el 10 % por batallas entre los talibanes y las fuerzas progubernamentales.
El restante 5 % no se atribuyó a ninguna organización y se debió principalmente a explosivos abandonados.
Kabul, 13 feb (EFE).-