Las autoridades mexicanas identificaron a las cuatro personas cuyas cabezas fueron halladas hoy en una zona indígena del estado de Michoacán, donde se realizaron excavaciones en búsqueda de fosas clandestinas, informó la fiscalía estatal.
Las cabezas corresponden a cuatro indígenas de la etnia purépecha, la principal del estado, quienes desaparecieron la madrugada del miércoles.
Una de las cabezas corresponde a Bulmaro Herrera Rincón, de 55 años de edad, mientras que otras dos son de los hermanos Alejandro y Noé Álvarez González, de 22 y 24 años respectivamente. La última víctima fue identificada únicamente con el nombre de «Juan».
Las cuatro cabezas fueron encontradas en el interior de bolsas de plástico y un costal de yute cerca de un templo católico de la comunidad purépecha de Zacán, en el municipio de Los Reyes, precisó la Procuraduría de Justicia (fiscalía) de Michoacán.
Familiares de las víctimas dijeron a la fiscalía que los cuatro desaparecieron la madrugada del miércoles cuando se dirigían a bordo de una camioneta desde la comunidad de La Palma, en Los Reyes, al poblado indígena de Cocucho, en el municipio de Charapan.
Las víctimas tenían el encargo de comprar una vaca para preparar la comida de las festividades en honor a la Virgen de la Natividad, a quien los pobladores encomiendan sus actividades en el campo.
Apenas el pasado lunes fueron localizadas las cabezas de dos hombres junto con un mensaje de una organización del crimen organizado en el poblado de Antúnez, también en el suroccidental estado de Michoacán.
En tanto, policías ministeriales realizaron excavaciones en dos predios ubicados entre los municipios de Los Reyes y Tingüindín, donde encontraron restos óseos de supuestas víctimas de narcotraficantes.
Estanislao Beltrán, uno de los líderes de los grupos civiles de autodefensa que tomaron las armas para combatir al cártel de Los Caballeros Templarios, dijo a Efe que las autoridades comenzaron la búsqueda a partir del testimonio de un sicario identificado como «El Marino», presunto responsable de deshacer cadáveres en ácido y esparcir los restos en los predios.
«El Marino», capturado tras un enfrentamiento a balazos en Los Reyes entre los «templarios» y las autodefensas, declaró que en una fosa habría restos calcinados de 19 víctimas de los narcotraficantes y en la otra, los de cinco personas más.
Policías federales detuvieron el miércoles en el municipio de Apatzingán, principal feudo de los «templarios», a Jesús Sánchez Huerta, alias «Chucho el descuartizador» y presunto miembro del cártel, quien se encargaba de desaparecer a las víctimas de la agrupación.
Los Caballeros Templarios surgieron en 2011 como una escisión del cártel de la Familia Michoacana y son señalados como responsables de la producción de drogas naturales y sintéticas que luego exportan a Estados Unidos, pero también se dedican a delitos como la extorsión, el secuestro y el homicidio.
Ante el deterioro de la situación y el vacío de autoridad en Michoacán, grupos civiles tomaron las armas en el último año para hacer frente a dicha organización criminal y poco a poco se han extendido hasta operar ya en 22 de los 113 municipios del estado.
La expansión de las autodefensas y los enfrentamientos con los «templarios» llevaron al Gobierno federal mexicano a lanzar hace tres semanas un vasto operativo militar que ya permitió la captura de Dionicio Loya Plancarte, alias «El Tío», uno de los principales líderes de la banda criminal.
Morelia (México), 6 ene (EFE).-