El informático vaticano Claudio Sciarpelletti, de 48 años, fue condenado hoy a dos meses de cárcel por el delito de encubrimiento de Paolo Grabiele, exmayordomo de papa, en el robo y difusión de documentos del Benedicto XVI, pero la pena fue suspendida.
«En nombre de Su Santidad Benedicto XVI, gloriosamente reinante, e invocando a la Santísima Trinidad…» fue la fórmula con la que el presidente del Tribunal, Giuseppe Dalla Torre, comenzó a leer la sentencia tras una hora de deliberaciones.
Dalla Torre señaló que Sciarpelletti fue condenado a cuatro meses de cárcel, pero que la pena fue reducida a dos al aplicarse varios atenuantes y que quedaba suspendida durante cinco años.
Sciarpelletti tendrá que pagar las costas del juicio.
El Tribunal se basó en el Código de Procedimiento Penal italiano de 1913, conocido como Zanardelli, y en el Código Penal de 1889, de Humberto I, que son la fuente normativa del Estado de la Ciudad del Vaticano, para condenar al informático, pero echó mano de una normativa de Pablo VI de 1969 para reducir la pena a la mitad.
Esa ley contempla atenuantes, en este caso los servicios prestados en el Vaticano y la falta de antecedentes penales.
Por este caso, conocido como «Vatileaks», Paolo Gabriele, de 46 años, fue condenado el pasado 6 de octubre a 18 meses de cárcel, que cumple desde el 25 de octubre en una celda del Vaticano.
Dalla Torre precisó que Sciarpelletti ha sido condenado por obstaculizar las investigaciones.
El Promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Nicola Piccardi, pidió cuatro meses de cárcel, que rebajó a dos al concederle atenuantes, mientras que el abogado defensor, Gianluca Benedetti, pidió la absolución plena.
Tras conocer la condena, Benedetti aseguró que presentará recurso ante el Tribunal de Apelación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Sciarpelletti, a quien durante la audiencia se le vio nervioso, se abrazó a su mujer, presente en la sala, pero no hizo comentarios.
Con la sentencia concluye el segundo juicio del escándalo «Vatileaks», comenzado el pasado 5 de noviembre y que solo ha tenido dos audiencias.
La primera estuvo dedicada a la presentación de excepciones preliminares por parte de la defensa, que pidió que fuese anulada la imputación de encubrimiento, al alegar que Sciarpelletti siempre colaboró con la Justicia.
El tribunal lo rechazó al considerar que dio tres versiones diferentes respecto al sobre con documentos reservados que fue hallado en su poder, en el que había material confidencial del Vaticano que después apareció en el libro «Sua Santita», del periodista Gianlugi Nuzzi, que desvela tramas e intrigas en el pequeño Estado, y en una emisora de televisión italiana.
Hoy fue interrogado Sciarpelletti, y los testigos Gabriele y monseñor Carlo María Polvani, jefe de la oficina de Información y Documentación de la Secretaria de Estado, debido a que en una de las versiones que dio dijo que el sobre se lo había dado el clérigo.
También fueron interrogados William Kloter, vicecomandante de la Guardia Suiza, y el gendarme Gianluca Gauzzi Brocoletti.
Sciarpelleti aseguró que dio varias versiones en relación al sobre porque le fue entregado hace dos años y medio, lo había dejado en un cajón de su despacho, nunca lo leyó y se había olvidado de él.
Primero dijo que se lo había dado Gabriele, visto que aparecía este nombre en el mismo, y después que Polvani y que si cambió versión se debió al estado de confusión sufrido tras pasar una noche encarcelado, acusado de encubrimiento y robo y ver que llevaba el timbre de su oficina.
Gabriele reconoció que era amigo de Sciarpelletti, que comentaba con él temas sobre la situación del Vaticano y que sí, que fue él quien le envió los documentos encontrados en el cajón.
«Pero añadió que lo que no recordaba es si se los dio todos juntos o separados y aseguró que lo que tenía claro es que nunca puso el timbre del departamento de Polvani.
Polvani negó haber dado el sobre a Sciarpelletti y respecto al timbre dijo que ese y otros están a vista público en su oficina, por la que pasan todos los días numerosas personas.
Kloter resaltó la cara de «asustado» que puso el informático cuando fue hallado el sobre en su mesa y la disponibilidad que ofreció para registrasen todos los cajones.
Sciarpelletti, encargado del mantenimiento de los ordenadores del Vaticano, fue detenido el 25 de mayo, un día después que Gabriele, tras una «llamada anónima», hecha desde la Secretaria de Estado, que informó de su amistad con el exmayordomo.
Agentes de la Gendarmería fueron a su despacho y encontraron el sobre con los documentos, que se unen a los miles encontrados en casa de Gabriele.