Los ancianos que tuvieron apenas diez sesiones de instrucción cognitiva mostraron mejorías en su capacidad de razonamiento y en su velocidad de procesamiento mental, progresos que permanecieron durante años, según un artículo que publicó hoy la revista Journal of the American Geriatrics Society.
Las mejorías fueron notorias, en comparación con otros participantes que no recibieron esa instrucción, hasta diez años después de las intervenciones, añadió el artículo, y fueron aún más notables para quienes recibieron sesiones adicionales «de refuerzo» en los tres años siguientes.
Los adultos mayores que tuvieron instrucción cognitiva también indicaron que tenían menos dificultades para desempeñar las tareas cotidianas.
La mengua cognitiva es común entre los adultos de edad más avanzada y puede afectar gravemente a su calidad de vida.
Para determinar los beneficios potenciales de la instrucción cognitiva en el funcionamiento cotidiano de los ancianos, los investigadores llevaron a cabo un programa denominado Instrucción Cognitiva Avanzada para una Ancianidad Independiente y Vital (ACTIVE, en su sigla en inglés).
«La demostración de que las ventajas que se obtienen con esta instrucción se mantienen por diez años es un resultado sorprendente porque indica que una intervención que es bastante modesta en materia de destrezas mentales puede tener efectos de largo plazo», señaló el autor principal del estudio, George Rebok, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Maryland, EE.UU.).
Los investigadores informaron sobre los resultados del seguimiento por diez años de 2.832 participantes (con una edad promedio de 73,6 años al comienzo del estudio), que fueron agrupados de manera aleatoria para recibir instrucción o para no recibirla.
A los individuos en el grupo de instrucción para la memoria se les instruyó sobre estrategias para recordar listas de palabras, secuencias de objetos, materiales en texto, ideas principales y detalles de relatos.
Los participantes en el grupo de razonamiento recibieron instrucción sobre cómo se resuelven problemas siguiendo patrones, lo cual es útil para tareas tales como la lectura de los horarios de los autobuses o el llenado de formularios.
Por su parte, los individuos que recibieron instrucción sobre la velocidad del procesamiento participaron en un programa con computadoras que se enfocó en la capacidad para identificar y localizar rápidamente la información visual, algo útil en la búsqueda de números o la reacción a los cambios en el tránsito cuando se conduce un automóvil.
Los cursos de instrucción se llevaron a cabo en grupos pequeños con sesiones de 60 a 75 horas durante cinco semanas.
Diez años más tarde, los participantes en cada uno de los grupos de intervención dijeron que tenían menos dificultades con las actividades de la vida cotidiana.
Casi el 60 por ciento de los participantes instruidos, comparado con el 50 por ciento de los del grupo de control, estaban en el nivel de comienzo del estudio, o por encima, en cuanto a la realización de actividades diarias tales como el uso de medicamentos, la cocina o el manejo de sus finanzas.
Los integrantes del grupo de desempeño de la memoria mejoraron hasta cinco años después de la intervención, pero no se notaron diferencias significativas diez años después entre los participantes con instrucción y los que no la recibieron.
En cambio, los participantes con instrucción sobre el razonamiento y la rapidez del procesamiento sí siguieron mostrando mejorías significativas en relación con los no instruidos, aún diez años más tarde.
Washington, 13 ene (EFE).-