El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, inauguró hoy el Foro de Democracia de Bali, con la presencia de una decena de lideres asiáticos, con una defensa a los distintos tipos de democracia basados en las condiciones particulares de cada país.
El mandatario consideró que la participación en la reunión, más de 1.000 asistentes de más de 80 países, demuestra que el foro está consiguiendo su propósito de consolidar la democracia en Asia, según los medios indonesios.
A la reunión asisten, entre otros, los presidentes de Afganistán, Hamid Karzai, e Irán, Mahmoud Ahmadinejad, y el primer ministro de Turquía, Tayyip Erdogan.
Junto a Yudhoyono, presiden el foro el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, y la primera ministra australiana, Julia Gillard, quien aseguró que la democracia es el mejor camino para el desarrollo de los países.
Gillard indicó que Australia es un buen compañero en el proceso de la democratización por su experiencia y citó, a modo de ejemplo, que fue uno de los primeros países en garantizar el voto a las mujeres y en apoyar las reformas electorales en naciones como Afganistán, Indonesia y Timor Oriental.
El presidente surcoreano aprovechó su alocución para instar a Japón a pedir perdón por haber forzado a la esclavitud sexual a miles de mujeres asiáticas durante la II Guerra Mundial.
Lee dijo que las naciones del noreste de Asia deben buscar soluciones a asuntos históricos desde el punto de vista de los valores humanos universales.
«Es por esta razón por la que urjo a los violadores de los derechos humanos de las mujeres en tiempos de guerra que reflexionen seriamente. Antes, el país de los culpables debería admitir de forma franca la vulneración de los derechos humanos», apuntó el líder surcoreano.
No es la primera vez que Lee hace un llamamiento de este tipo a Japón.
En una visita a Oslo el pasado septiembre, el mandatario surcoreano solicitó a Tokio que resuelva las reclamaciones de las víctimas, puesto que muchas de ellas superan los 80 años y podrían morir antes de recibir las disculpas y la recompensa.
El Ejército imperial nipón creo burdeles militares en los países que ocuparon durante la Segunda Guerra Mundial y obligaron a miles de mujeres coreanas, chinas, filipinas y otras a ejercer en ellos.