El proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC cumplió hoy un año desde su instalación en Hurdal, al norte de Oslo, con un solo acuerdo sobre tierras y con los primeros pactos «construidos» sobre la participación política de los guerrilleros tras una eventual pacificación.
El 18 de octubre de 2012, los delegados del Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) presentaron públicamente sus puntos de vista y expectativas del proceso y se sentaron en una misma mesa después de diez años sin buscar una salida negociada.
Como país garante, Noruega prestó su capital para acoger este primer momento de la búsqueda de la paz colombiana, mientras que Cuba puso a disposición La Habana como escenario de las quince sesiones de diálogos que arrancaron oficialmente el 19 de noviembre del año anterior y que terminaron el pasado 13 de octubre.
Durante este tiempo, las partes han recorrido un camino irregular, con momentos de relativo optimismo, como cuando al cabo de seis meses y una semana lograron el primer acuerdo sobre el problema del desarrollo rural, pero también han atravesado baches de desconfianza y acritud.
Es el caso del último ciclo de conversaciones, que por primera vez concluyó sin un comunicado conjunto sobre los avances logrados y que estuvo plagado de mutuas acusaciones de bloquear la discusión sobre el segundo punto de la agenda: la participación política de los alzados en armas.
Las FARC y el Gobierno están inmersos en el debate sobre este punto desde el pasado 11 de junio, y si bien ambas partes han declarado haber comenzado a darle forma a los puntos comunes, han aparecido polémicas que pueden convertirse en un escollo.
Y es que en estos cuatro meses la guerrilla ha expresado su rechazo a la «unilateralidad» con la que el Gobierno ha promovido un marco legal para la desmovilización, un referendo de los acuerdos finales que se logren y ha anunciado sucesivas fechas límite para concluir el proceso.
Por su parte, el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha advertido a la guerrilla en numerosas ocasiones de la urgencia de resolver este proceso «en meses» y ha criticado la intención de llevar a la mesa asuntos que se salen de la agenda acordada, como la celebración de una Asamblea Constituyente y un cese el fuego.
Frente a los críticos que apelan a la lentitud e ineficacia del proceso, el expresidente del Congreso y senador oficialista Roy Barreras advirtió hoy en un comunicado: «El año transcurrido desde Oslo hasta hoy no ha sido un año gris, sino un año lleno de esperanza».
«No es fácil salir de una guerra de 50 años, ningún proceso de paz en el mundo ha sido tan breve. Hay avances importantes. Apostarle al fracaso de la paz y aumentar el escepticismo nacional es echar a perder la oportunidad histórica de que Colombia pueda al fin cerrar este conflicto inútil», subrayó Barreras.
El primer aniversario de la instalación del proceso de paz colombiano se caracterizó por el silencio de las partes involucradas, que habitualmente no escatiman en declaraciones sobre la marcha del diálogo.
Fueron los congresistas y la sociedad civil los únicos que rememoraron la fecha con actos públicos y cartas que llaman al Gobierno y a las FARC a acelerar las negociaciones y a dar cuanto antes un punto final a medio siglo de conflicto armado.
Así, los copresidentes de las Comisiones de Paz del Congreso y distintas organizaciones sociales, académicas y de pensamiento dirigieron hoy una carta al presidente Santos y al jefe máximo guerrillero, Rodrigo Londoño Echeverry, alias «Timochenko» en la que les exigen «no levantarse de la mesa».
También la ONG Campaña Colombiana Contra Minas (CCCM) pidió al presidente Santos y a «Timochenko» en cartas separadas que en las negociaciones de paz en Cuba se incluya un «acuerdo especial» sobre minas antipersonal.
«Hoy, a un año de haber iniciado las conversaciones y como un homenaje a las víctimas del conflicto, imploramos por un ‘Acuerdo Especial’ que alivie a la población no combatiente del rigor que la guerra produce en sus vidas y con el que conviven miles de compatriotas en sus territorios», señala la misiva al mandatario.
A «Timochenko», la ONG pide que las FARC «tomen una decisión que modifique este escenario» y le dice que «si las razones de guerra están por encima de las de humanidad» actualmente para ese grupo guerrillero, busquen la manera de avanzar hacia un acuerdo sobre esos artefactos.
Bogotá, 18 oct (EFE).-