CIUDAD DE GUATEMALA — El presidente guatemalteco Bernardo Arévalo dijo el miércoles que su país aceptará a migrantes de otros países que estén siendo deportados desde Estados Unidos, el segundo acuerdo de deportación que el secretario de Estado Marco Rubio ha alcanzado durante una gira por Centroamérica que se ha centrado principalmente en la inmigración.
Según el acuerdo anunciado por Arévalo, los deportados serían regresados a sus países de origen a expensas de Estados Unidos.
“Hemos acordado aumentar en un 40% el número de vuelos de deportados tanto de nuestra nacionalidad como de deportados de otras nacionalidades”, dijo Arévalo en rueda de prensa con Rubio.
Anteriormente, incluso bajo la administración de Biden, Guatemala había estado aceptando un promedio de siete a ocho vuelos de sus ciudadanos desde Estados Unidos por semana. Bajo la administración del presidente Donald Trump, también ha sido uno de los países a los que se han devuelto migrantes en aviones militares estadounidenses.
El Salvador anunció el lunes un acuerdo similar, pero más amplio. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, dijo que su país aceptaría deportados estadounidenses de cualquier nacionalidad, incluidos ciudadanos estadounidenses y residentes legales que estén encarcelados por delitos violentos.
Tanto Trump como Rubio reconocieron la incertidumbre jurídica de enviar estadounidenses a otro país para ser encarcelados.
“Sólo digo que si tuviéramos el derecho legal de hacerlo, lo haría en un santiamén”, dijo Trump a los periodistas el martes en la Oficina Oval. “No sé si lo haremos o no, lo estamos analizando ahora mismo”.
Rubio la calificó como una oferta muy generosa, pero dijo que “obviamente hay aspectos legales involucrados. Tenemos una Constitución”.
La inmigración, una prioridad de la administración Trump, ha sido el foco principal del primer viaje al exterior de Rubio como principal diplomático de Estados Unidos, una gira por cinco países que abarca Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.
Los acuerdos con El Salvador y Guatemala potencialmente ayudan a la administración Trump a abordar lo que siempre ha sido un punto clave en la aplicación de la ley migratoria, ya que no todos los que están ilegalmente en Estados Unidos pueden ser enviados de regreso a casa fácilmente.
Venezuela, por ejemplo, ha sido una fuente importante de migrantes que llegan a Estados Unidos en los últimos años, pero rara vez Estados Unidos puede deportar a venezolanos a su país de origen. Sin embargo, Estados Unidos ya cuenta con una sólida red para enviar personas a varios países centroamericanos.
Guatemala ampliará su capacidad para recibir no sólo a guatemaltecos, sino también a migrantes de otros países que luego serán repatriados a sus países de origen. Los detalles aún están por definirse.
“Sin embargo, la respuesta permanente a la inmigración es traer desarrollo para que nadie tenga que irse del país”, dijo Arévalo. Para ello, una delegación guatemalteca de alto nivel, que incluye representantes del sector privado, viajará a Washington en las próximas semanas.
Arévalo también anunció la formación de una nueva fuerza de seguridad fronteriza que patrullará las fronteras de Guatemala con Honduras y El Salvador. La fuerza estará integrada por policías y militares y combatirá el crimen transnacional de todo tipo, dijo.
El viaje de Rubio se ha visto afectado por el desmantelamiento por parte del gobierno de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, incluida una orden emitida a última hora del martes que retiró abruptamente del trabajo a casi todo el personal de la agencia .
Después de la conferencia de prensa con el presidente de Guatemala, Rubio se dirigió directamente a la Embajada de Estados Unidos, donde el personal y sus familias, que no estaban seguros de su futuro, se reunieron para escuchar a su nuevo jefe.
El evento de bienvenida estuvo cerrado a la prensa, al igual que un evento similar anterior en El Salvador. Tanto Guatemala como El Salvador tienen importantes misiones de USAID. En Panamá, el domingo, antes del anuncio del cierre, el evento de Rubio en la embajada había estado abierto a los periodistas.
Desde allí, Rubio concluyó su escala en Guatemala visitando un centro de migración local cerca de una base de la fuerza aérea donde se procesa a los deportados para su reintegración a sus comunidades de origen. Según las medidas anunciadas el miércoles por el presidente de Guatemala, se espera que el número de deportados aumente hasta en un 40%. El programa ha recibido el apoyo del Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Rubio también recibió información sobre los esfuerzos antinarcóticos de Guatemala, incluida la interceptación de al menos cuatro envíos de precursores de fentanilo desde fines de noviembre por un total de 127,5 kilogramos (280 libras), suficiente para producir más de 114 millones de dosis de la droga.
Rubio, quien ha ofrecido exenciones a la congelación radical de la asistencia extranjera impuesta por Trump, ha firmado exenciones para permitir que continúe la financiación de ambos programas, dijeron los funcionarios.
“Este es un ejemplo de ayuda exterior que está en nuestro interés nacional. Por eso he emitido una exención para estos programas. Por eso estos programas están volviendo a funcionar. Y seguirán funcionando porque es una forma de mostrarle al pueblo estadounidense que este es el tipo de ayuda exterior que está en línea con nuestra política exterior, con nuestro interés nacional”, dijo Rubio.
Rubio también habló el miércoles con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Juan Ramón de la Fuente, para discutir formas de asegurar la frontera entre Estados Unidos y México, combatir el fentanilo y las organizaciones criminales transnacionales y poner fin a la inmigración ilegal, según un comunicado del Departamento de Estado.