El Gobierno colombiano comenzó hoy las negociaciones con representantes de los campesinos para tratar de terminar la huelga que comenzaron hace nueve días, en medio de un creciente apoyo popular a las demandas de los labriegos.
Las negociaciones comenzaron con varias horas de atraso en la sede del Arzobispado de Tunja, capital del departamento de Boyacá, el más afectado por los bloqueos de vías que mantienen virtualmente aislada esa región netamente agropecuaria del corazón de Colombia.
El equipo negociador enviado por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, está encabezado por los ministros del Interior, Fernando Carrillo, y de Agricultura, Francisco Estupiñán, quienes tuvieron problemas para llegar por vía aérea a Tunja debido al mal tiempo en la zona y tampoco pudieron hacerlo por tierra debido a los bloqueos de carreteras de los manifestantes.
La delegación de los campesinos está compuesta por representantes de los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Nariño, que son grandes productores agropecuarios y en los que más impacto negativo ha tenido el corte de carreteras.
La huelga fue convocada por un sector de los caficultores pero ha tenido mayor repercusión entre los productores de papa, leche, tomate y hortalizas, que alegan ser víctimas de las importaciones de alimentos, del contrabando, del alto coste de los combustibles y fertilizantes y de la falta de apoyo estatal.
Santos, que ayer se reunió en Tunja con los líderes de la protesta en Boyacá y autorizó la mesa de negociación, admitió que las de los campesinos «son reclamaciones válidas, son reclamaciones que tienen todo el sentido» y atribuyó las dificultades del sector agropecuario a razones estructurales y coyunturales.
César Pachón, líder de los agricultores que participó en la reunión con Santos, afirmó hoy que más que subsidios, lo que el sector reclama son políticas agropecuarias que mejoren las condiciones de trabajo y garanticen la competitividad en el mercado agropecuario.
«Con la ayuda de Dios y la voluntad de los negociadores esperamos tener desbloqueadas las vías del departamento», dijo hoy por su parte el gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados, quien oficia como mediador entre el Gobierno y los campesinos.
El inicio de las negociaciones coincide con un aumento del respaldo a las demandas de los campesinos por parte de otros sectores de la sociedad, como estudiantes, sindicalistas y amas de casa, que se han manifestado con «cacerolazos» en Bogotá y Tunja.
Esta tarde, unas 1.500 personas, en su mayoría jóvenes, marcharon desde el norte hasta el centro de Bogotá en apoyo a las reivindicaciones del campesinado con consignas y pancartas en contra de la política agraria de Santos.
«Los artistas apoyamos el paro agrario», «Este pueblo ateo no cree en Santos», «Derecho a la seguridad alimentaria» y «No a la explotación de las riquezas naturales y mineras por multinacionales», eran algunos de los mensajes exhibidos.
Diversas organizaciones sociales, obreras, educativas y sanitarias que han apoyado la huelga agropecuaria convocaron una marcha para el próximo jueves en Bogotá para exigir la instalación de una mesa de negociación nacional, en vez de las mesas sectoriales defendidas por el Gobierno.
«Hemos agotado todas las posibilidades de conversación con el Gobierno y la respuesta siempre ha sido dilación y más dilación», dijo el portavoz de la Mesa de Unidad Agropecuaria Nacional, Eudoro Álvarez, quien agregó que las autoridades sólo prestan atención a las demandas cuando los productores hacen huelga y protestas.
En defensa de los campesinos se manifestó hoy hasta el ciclista Nairo Quintana, actual subcampeón del Tour de Francia, quien en declaraciones a Noticias RCN pidió al Gobierno ayuda para los labriegos de Boyacá, de donde él es oriundo.
«Es muy triste sacar un bulto de papa a una plaza y ponerse uno a llorar de tristeza porque ni siquiera saca (gana) lo de los transportes», señaló Quintana, quien contó que su familia, que se dedica al campo, perdió hace algunos años parte de su patrimonio porque no pudo hacer frente a créditos bancarios.
Bogotá, 27 ago (EFE).-