Atascado sin Kylian Mbappé en una primera parte estéril, el París Saint-Germain se encomendó a su jugador franquicia para desatascar el duelo ante el Toulouse, que arrancó un empate (1-1) pese a la eléctrica reaparición del internacional francés, autor del tanto de su equipo tras provocar y transformar un penalti diez minutos después de saltar al terreno de juego.
De nuevo, Mbappé acaparó todo el protagonismo del PSG. En la primera jornada, por su ausencia; en la segunda, por su presencia en el banquillo después de más de un mes apartado de los entrenamientos del primer equipo. Se perdió casi todos los amistosos del PSG, la gira por Japón y el estreno errático de su equipo en la Ligue 1 ante el Lorient (0-0). Esta semana, por fin, Luis Enrique recibió el permiso desde los despachos para contar con su mejor jugador y, encantado, le citó para el compromiso ante el Toulouse.
Mbappé se sentó en el banquillo junto al último y flamante fichaje del París Saint-Germain, Ousmané Dembélé, que apenas ha tenido una semana para trabajar junto al resto de sus compañeros. Ambos, suplentes, coincidieron con Marco Asensio, uno de los dos sacrificados del aburrido empate del primer encuentro frente al Lorient.
Al PSG, en plena reconstrucción, le faltaba claramente un chispazo y la inspiración en los últimos metros. Para eso estaban Mbappé y Dembélé en el banquillo. Y, después de una primera parte no muy brillante, se esperaba la salida de ambos en algún momento de la segunda.
En concreto, Luis Enrique tardó seis minutos en sacar al terreno de juego a ambos. Se fueron Fabián Ruiz y Lee Kang-in y el París Saint-Germain se encomendó a la electricidad de sus dos estrellas, que no defraudaron. Pronto empezaron a pasar cosas. Dembélé se estrenó con un caño descomunal y Mbappé, apenas diez minutos después de salir al terreno de juego, provocó un penalti que transformó él mismo.
Mbappé lo celebró con rabia y cumplió con el guion que parecía escrito: el París Saint-Germain sin Mbappé viviría atascado y con Mbappé sobre el césped iba a reaccionar. Así fue. Mbappé no se saltó ni una línea de ese guion y se convirtió en el reactivo del París Saint-Germain, que, sin embargo, encajó de penalti el tanto del empate a falta de cinco minutos para el final.
En una acción absurda, Achraf pisó sin querer una bota a Zakaria Aboukhlal dentro del área y él mismo Aboukhlal anotó el tanto del empate. Entonces, Mbappé intentó sin éxito echarse a su equipo a la espalda. No lo consiguió. Ni en los cinco minutos que restaban para el final ni en los siete de añadido.
El Toulouse resistió bien las embestidas de un rival herido y al final dejó sin su primera victoria de la temporada al vigente campeón, que sólo vivió 23 minutos de felicidad: entre el 62, cuando Mbappé adelantó al París Saint-Germain, y el 85, cuando Aboukhlal empató.
Y, pese al pinchazo, y van dos de dos en sus primeros encuentros, el aficionado del club parisino seguro que agradeció la aparición de un jugador que ha estado más de un mes en barbecho por culpa de asuntos relacionados con los despachos. El fútbol, agradeció su regreso.